Ni deis lugar al diablo

Un apretón de manos entre un hombre y el diablo.

Un eucalipto australiano és el árbol más alto del mundo, identificado hasta el día de hoy. En el año 1872 se registró un árbol de esta especie con 132 metros de altura. El eucalipto australiano, sin embargo, ha sido combatido en países como Portugal y Estados Unidos. ¿Por qué? Porque el eucalipto australiano está clasificado como una especie invasora. Por definición, una especie invasora es aquella que “proviene de una determinada región, penetra y se aclimata en otra donde antes no se encontraba y prolifera sin control y comienza a representar una amenaza para las especies nativas, para la salud y economía humana y / o para el equilibrio de los ecosistemas que ocupa y transforma a su favor”. El eucalipto australiano ganó esta clasificación porque es capaz de absorber grandes cantidades de agua en verano, con una gran ventaja competitiva frente a otras especies vegetales y desastrosas consecuencias para la biodiversidad forestal.

Tan similar a un eucalipto australiano es el diablo en nuestra vida. Si lo dejamos entrar, se hará cargo y traerá solo muerte y destrucción. Incluso podemos quedar asombrados por su presencia, su tamaño, su imposición. Incluso podríamos pensar que no es tan malo, ya que es un “árbol grande y hermoso“, pero hay que luchar contra él, como la especie invasora que és.

Fue por eso que Pablo escribió a los efesios: “Ni deis lugar al diablo”. No podemos dar lugar al enemigo. Es necesario combatirlo, todos los días, como la especie invasora que es, sin dejarnos engañar por su apariencia de “magnificencia”.

Oración: Señor, decido no dar lugar para el diablo en mi vida. No me dejes Señor, encantarme con su presencia y caer en sus trampas. ¡Amén!

Versículo base: Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo. (RV1960) Efésios 4:26-27

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