Dios nos hizo únicos

Múltiples fotos de distintas personas.

El descubrimiento del ADN fue la confirmación más definitiva de que cada ser humano es único. Hoy en día, el ADN puede probar quién es una persona en particular o incluso la relación familiar entre dos o más personas. Sin embargo, mucho antes del descubrimiento del ADN, ya se conocía otra característica que nos hacía únicos a cada uno: las huellas dactilares.

Se estima que en Babilonia y Persia ya se usaban huellas dactilares para autenticar registros en arcilla, pues ya se sabía que eran exclusivos. Sin embargo, fue recién en 1822 que el inglés Francis Galton inició estudios para comprobar 4 características de nuestras huellas dactilares: son perennes (nunca cambian durante nuestra vida), son inmutables (el hombre no puede cambiarlas), son diversiformes (no hay dos se encontraron iguales) y originales (que cada contacto se registra de una manera única).

Dios nos hizo únicos: ADN, huellas dactilares, color de ojos, color de piel, altura, rasgos faciales. En cada detalle que se puede observar, encontramos que Dios nos ha hecho diferentes. Entonces, ¿por qué intentar ser como alguien? ¿Por qué comprarse con otra persona?

¡Acéptate como eres! Un ser único, diferente y original, creado por Dios.

Oración: Señor, te alabo porque me hiciste único, diferente y original. ¡Amén!

Versículo base: Tú creaste mis entrañas; me formaste en el vientre de mi madre. ¡Te alabo porque soy una creación admirable! ¡Tus obras son maravillosas, y esto lo sé muy bien! (NVI) Salmos 139:13-14

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