La envidia corroe los huesos

Dibujo de un esqueleto humano.

Tuvo lugar el 26 de agosto de 2015. La reportera Alison Parker y su camarógrafo, Adam Ward, fueron asesinados mientras realizaban una entrevista en vivo para la cadena de televisión WDBJ. El asesino fue el ex colega Vester Lee Flanagan, conocido por el nombre profesional de Bryce Williams. Despedido, Lee no pudo lidiar con su enfado y envidia y acabó matando a dos excompañeros de trabajo, que no tenían ninguna relación con su despido. Lee también se quitó la vida luego de los disparos.

Quizás, en ocasiones pasamos por situaciones en las que sentimos una profunda envidia de los demás, por lo que tienen o son y por no tener las mismas cosas. Querer tener algo que el otro tiene es un sentimiento que puede llegar a cualquiera de nosotros. Sin embargo, debemos siempre combatir este sentimiento.

La envidia es un sentimiento que rara vez reconocemos. La mayoría de nosotros niega sentir envidia. El versículo base de hoy, sin embargo, dice que “la envidia corroe los huesos”. Por eso, aunque no admitamos públicamente nuestra envidia, es fundamental combatirla. Ninguno de nosotros está libre de sentir envidia de otra persona. Lo que no podemos, sin embargo, es ignorar su presencia y dejarla crecer en nuestro corazón.

Oración: Señor, hoy decido renunciar a todo sentimiento de envidia que pueda existir en mi corazón. Ayúdame Señor a superar este sentimiento, que incluso puede corroer mis huesos. ¡Amén!

Versículo base: El que es paciente muestra gran discernimiento; el que es agresivo muestra mucha insensatez. El corazón tranquilo da vida al cuerpo, pero la envidia corroe los huesos. El que oprime al pobre ofende a su Creador, pero honra a Dios quien se apiada del necesitado. (NVI) Provérbios 14:29-31

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