En la carrera de la vida, contamos con una zona de escape

Mujer ora de rodillas en su habitación. Mateo 6:6

El piloto brasileño Gustavo Sondermann perdió la vida en una carrera el 3 de abril de 2011. Luego de la investigación de la muerte, el informe concluyó que Gustavo Soddermann fue tocado, su auto perdió el control, se estrelló contra la pared y regresó a la pista, para ser chocado por otros coches. El informe indicó además que si hubiera una zona de escape en el sitio, la muerte de Gustavo podría haberse evitado.

En la carrera que es nuestra vida, podemos contar con una zona de escape. Y ella está en nuestra casa, en la puerta cerrada de nuestra habitación, con las rodillas dobladas en el suelo, entregando todas nuestras angustias y preocupaciones a Cristo.

Jesús dijo, en el sermón del monte: “Pero tú, cuando te pongas a orar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto. Así tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará”. Necesitamos aprender a usar nuestra zona de escape con más frecuencia, entregando de verdad nuestras ansiedades a las manos de Dios. Él espera que lo hagamos. Y escucha cada súplica que hacemos. La gran cuestión es que, muy a menudo, nos damos por vencidos después de la primera o segunda oración y decimos que “Dios no responde“. Pero Él responderá, en su tiempo, en su hora. Y mientras tanto, cuidará de tu corazón, si buscas descanso en tu zona de escape.

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Oración: Señor, quiero buscar tu consuelo en mi zona de escape, en la habitación cerrada, de rodillas en el suelo, dándote todas mis luchas. ¡Amén!

Versículo base: Pero tú, cuando te pongas a orar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto. Así tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará. Mateus 6:6

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