Abre tus ojos en el desierto

Una mujer con turbante en el desierto

Este devocional es aportado por el amigo y Pr. Tiago Mello. Pastor, cantante y compositor, el Pr. Tiago Mello se graduó con una licenciatura en Teología en 2010, pastor bautista desde 2012. Actualmente sirve en la Iglesia Bautista Passo D’Areia en Porto Alegre. Ha estado casado con Thais durante 12 años y es el padre de Ester, de 9 años.


¿Has agradecido hoy por la renovación de las misericordias de Dios en tu vida?

El versículo de hoy se encuentra en el capítulo 21 del primero de la Biblia, Génesis. En este pasaje, leemos que Agar, madre de Ismael, hijo de Abraham, estaba vagando sola con su hijo en el desierto, sin agua ni comida, esperando la muerte.

Pero, en ese momento de dolor, Dios escuchó el llanto de su hijo y abrió los ojos de Agar para que pudiera ver un pozo lleno de agua junto a ella. “En ese momento Dios le abrió a Agar los ojos, y ella vio un pozo de agua. En seguida fue a llenar el odre y le dio de beber al niño”. Génesis 21:19. Luego, ella sació su sed y la del niño y lograron sobrevivir a esa terrible situación.

Muchas veces en nuestras vidas también pasamos por “desiertos”, es decir, momentos de extrema dificultad donde parece que estamos solos, entregues a nuestra suerte, esperando que nos llegue el trágico final.

Y cuando atravesamos un desierto, a menudo terminamos ciegos a la provisión del Señor y pensamos que Dios se ha olvidado de nosotros.

Aunque haya un pozo lleno de agua a unos metros de distancia, si Dios no nos abre los ojos, no podemos superar esa situación y la sed puede llevarnos a la muerte, muerte de la alegría, muerte de los sueños o muerte de la esperanza.

Así que cuando estés atravesando un desierto no te rindas, no mires el problema como si no hubiera solución, pídele a Dios que te abra los ojos para que puedas ver la provisión que Él ciertamente quiere darte.

Dios bendiga tu vida!

Versículo base: Cuando Dios oyó al niño sollozar, el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo y le dijo: “¿Qué te pasa, Agar? No temas, pues Dios ha escuchado los sollozos del niño. Levántate y tómalo de la mano, que yo haré de él una gran nación.” En ese momento Dios le abrió a Agar los ojos, y ella vio un pozo de agua. En seguida fue a llenar el odre y le dio de beber al niño. Dios acompañó al niño, y éste fue creciendo; vivió en el desierto y se convirtió en un experto arquero; (NVI) Génesis 21:17-20

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