¿Victoria a toda costa?

Imagen de un supuesto soborno
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Ocurrió en 2003. El partido era entre la selección de Irán y Dinamarca. Irán estaba ganando el partido por 1 x 0, cuando hacia el final de la primera mitad, el defensor iraní, Alireza Nikbakht Vahdi, escuchó un silbato, que pensó ser del árbitro que señalaba el final de la primera mitad. Cogió el balón con la mano, dentro del área y luego lo tiró al centro del campo, donde estaba el árbitro del partido. El silbato que había oído, sin embargo, procedía de las gradas. El árbitro no tuvo más que hacer sino pitar el penalti. Fue entonces cuando el capitán danés, Morten Wieghorst, después de consultar a su entrenador, Morten Olsen, hizo lo correcto: en la cobranza del penal, pateó el balón para fuera, intencionalmente.

No todo lo que está dentro de la ley es necesariamente ético o digno. Podemos ser indignos o poco éticos, incluso si estamos respaldados por una ley, un hábito o una tradición. Mientras muchos jugadores fingen sufrir faltas para beneficiarse de un error, Morten Wieghorst prefirió mantener su dignidad.

Hay mucha gente que sigue buscando victorias a toda costa. Independientemente de los medios, se conforman con logros donde no hay honor ni dignidad. Especialmente los cristianos, debemos saber que la dignidad es una virtud no negociable. No necesitamos, ni debemos aprovecharnos de situaciones que nos benefician, para no avergonzar el nombre de Cristo. Una victoria a toda costa se paga en el nombre de Cristo.

Oración: Señor, quiero obtener victorias, pero no a cualquier precio. No cambio mi honor y mi dignidad, aunque esté respaldado por una ley. ¡Amén!

Versículo base: Con tus buenas obras, dales tú mismo el ejemplo en todo. Cuando enseñes, hazlo con integridad y seriedad (NVI) Tito 2:7

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