No estamos todos en el mismo barco

Un niño pobre y necesitado. 1 Juan 3:17

Copiando la reflexión de mi amigo Eduardo Christo en Facebook. Escribió: “No, no estamos todos en el mismo barco. Estamos en el mismo mar, sin embargo, unos en yates, otros en lanchas rápidas, otros con chalecos salvavidas y otros nadando con todas sus fuerzas“.

Sí, el mar de 2020 trajo una sorpresa inesperada para todo el planeta: la pandemia. Y en este mar, no podemos decir que estemos todos en el mismo barco, porque cada uno enfrenta sus propias luchas y dificultades. Estas luchas van desde lo económico, donde algunos están mucho más afectados que otros, hasta la salud, donde varios ya han perdido familiares y amigos y otros siguen combatiendo el virus. Sin embargo, es cierto que todos estamos en el mismo mar.

Cuando el Titanic se hundió, uno de los problemas más grandes fue la falta de botes suficientes para todos a bordo. Además, los botes podrían haber recibido a más personas, pero muchos de ellos tenían solo la mitad de la ocupación. Y finalmente, después de que el barco se hundió, los botes tardaron mucho en acercarse y buscar sobrevivientes.

No podemos cometer los mismos errores. Este es un momento en el que todos debemos buscar formas de ayudarnos unos a otros. Si puedes hacerlo, ayude a los que están en las calles pidiendo ayuda. También puedes llamar a amigos y conocidos que puedan estar experimentando dificultades y ofrecer apoyo. O quizás, puedes comprar y contratar los servicios de los pequeños emprendedores que conoces. Puedes aún, indicar el trabajo de sus amigos y conocidos. Si su bote es grande, quizás pueda ayudar a alguien a que suba para estar contigo. No estamos todos en el mismo barco. Y hay gente que nada desesperadamente a nuestro alrededor.

Oración: Señor, quiero ser sensible a las necesidades de quienes me rodean. ¡Dame entendimiento para saber quién lo necesita y cómo debo ayudarlos! ¡Amén!

Versículo base: Si alguien que posee bienes materiales ve que su hermano está pasando necesidad, y no tiene compasión de él, ¿cómo se puede decir que el amor de Dios habita en él? Queridos hijos, no amemos de palabra ni de labios para afuera, sino con hechos y de verdad. (NVI) 1 Juan 3:17-18

Loading

Compartilhe:

Adicionar um Comentário

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *