La Kombi

Una Volkswagen Kombi. 2 Corintios 4:16

Siento nostalgia por los autos viejos. Si pudiera, ciertamente tendría una colección de ellos. Y uno de los autos que tuve el privilegio de conducir fue el Kombi. Este verdadero clásico en la historia de la industria automotriz se fabricó entre 1950 y 2013. Debido a un decreto, tuvo que dejar de fabricarse en 2014: todos los automóviles deberían tener un airbag doble frontal, que no era compatible con el diseño y arquitectura de la Kombi. Sin embargo, una característica de la Kombi siempre fue la durabilidad de su motor. El motor boxer con refrigeración por aire demostró ser un motor muy simple y resistente. De hecho, el motor de una Kombi siempre ha sido más resistente que el resto del vehículo, por eso, en Brasil es muy común ver a Kombis prácticamente “destrozadas” en las calles, pero con el motor funcionando perfectamente.

La Kombi me recuerda el texto de Pablo en 2 Corintios 4:16 que dice “aunque por fuera nos vamos desgastando, por dentro nos vamos renovando día tras día”. Como una Kombi, externamente podemos encontrarnos agotados, pero nuestro motor, nuestra alma y nuestro espíritu son fuertes. Y así, seguimos luchando.

En el mismo texto de Pablo, él cuenta cuál es el secreto para renovarse internamente día tras día. Está en el versículo 18 y dice: “Así que no nos fijamos en lo visible sino en lo invisible, ya que lo que se ve es pasajero, mientras que lo que no se ve es eterno”. El secreto es fijar nuestros ojos en lo que no se puede ver. Y obviamente Pablo está hablando de la fe que, según Hebreos 11: 1, “es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve”. Y sabemos que “sin fe es imposible agradar a Dios“, Hebreos 11: 6.

¿Has estado alimentando tu fe? ¿Has fijado tus ojos en lo que no se puede ver? Es la fe nos sostiene en tiempos de lucha y pruebas como el que estamos viviendo.

Oración: Señor, aumenta mi fe. Ayúdame Señor, pon mis ojos en lo que no puedo ver. ¡Amén!

Versículo base: Por tanto, no nos desanimamos. Al contrario, aunque por fuera nos vamos desgastando, por dentro nos vamos renovando día tras día. Pues los sufrimientos ligeros y efímeros que ahora padecemos producen una gloria eterna que vale muchísimo más que todo sufrimiento. Así que no nos fijamos en lo visible sino en lo invisible, ya que lo que se ve es pasajero, mientras que lo que no se ve es eterno. (NVI) 2 Coríntios 4:16-18

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