Un solo requisito

Hombre pensativo, mirando al água. Mateo 19:21

Un tema bastante interesante a tener en cuenta fue cómo eligió Jesús a sus 12 discípulos. Jesús estaba a punto de iniciar el proyecto más grande e importante de la historia de la humanidad. Sin embargo, no realizó un proceso de selección riguroso. No creó un programa de “trainees”, donde seleccionó a los más calificados, los más fluidos en su habla, los más estudiados, los más preparados. Él simplemente los llamó. Con un solo requisito: querer ir.

La Biblia cuenta la historia del joven rico que se acercó a Jesús para comprender qué debía hacer para tener la vida eterna. Cuando Jesús dijo vende lo que tienes y dáselo a los pobres y luego ven y sígueme” (Mateo 19:21), el relato dice que el joven “se fue triste, porque tenía muchas riquezas”.

El joven rico no quiso ir con Jesús. Porque amaba más a sus riquezas. Y es interesante ver que Jesús no quería lo mejor que tenía el joven, que eran sus riquezas. Quizás Jesús podría haber pensado que la riqueza del joven sería útil para el reino. ¡Pero no! Jesús solo quería su voluntad, su deseo de seguirlo. Entonces le pidió que se deshiciera de sus bienes primero.

Cristo no necesita tus talentos, tu riqueza, o tu red de contactos. Dios no necesita nada que tu creas que sea de valor o importancia. Solo quiere que digas: ¡SÍ!

Oración: Señor, decido decir ¡SÍ! Úsame como quieras. ¡Amén!


Versículo base: Sucedió que un hombre se acercó a Jesús y le preguntó: –Maestro, ¿qué de bueno tengo que hacer para obtener la vida eterna? –¿Por qué me preguntas sobre lo que es bueno? –respondió Jesús–. Solamente hay uno que es bueno. Si quieres entrar en la vida, obedece los mandamientos. –¿Cuáles? –preguntó el hombre. Contestó Jesús: –‘No mates, no cometas adulterio, no robes, no des falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre’, y áma a tu prójimo como a ti mismo’. –Todos ésos los he cumplido –dijo el joven–. ¿Qué más me falta? –Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Luego ven y sígueme. Cuando el joven oyó esto, se fue triste porque tenía muchas riquezas. –Les aseguro –comentó Jesús a sus discípulos– que es difícil para un rico entrar en el reino de los cielos. De hecho, le resulta más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios.. Mateo 19:16-24

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