Ama, como si nunca te hubieran herido

Una mujer sentada en el piso con expresión triste
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Mi esposa, en su mentoría con mujeres, tiene la costumbre de leer un libro al mes en lo que ella llama el “Club de Lectura”. Este mes, el libro elegido fue este, en el título de la reflexión: “Ama, como si nunca te hubieran herido” de Jentezen Franklin.

En el primer capítulo del libro, el Pr. Franklin relata la dramática experiencia con su hija. Y de esta experiencia, aprendió algo increíble: amar, como si nunca hubiera sido herido. Y en su libro habla de la importancia del amor incondicional, que no es más que el amor de Dios por nosotros.

En Lucas, capítulo 6, Jesús estaba predicando a una multitud, cuando preguntó: “¿Qué mérito tienen ustedes al amar a quienes los aman? Aun los pecadores lo hacen así. ¿Y qué mérito tienen ustedes al hacer bien a quienes les hacen bien? Aun los pecadores actúan así“. (Lucas 6:32-33).

Es muy fácil amar a quien nos responde con amor. Es muy fácil hacer el bien a los que nos hacen el bien. El verdadero servidor de Cristo, sin embargo, es el que aprende a amar y hacer el bien incluso a los que sólo tienen odio, ataques y desprecio.

¿Te han herido? ¡Ama! Ama como si no te hubieran hecho daño. Ama incondicionalmente. Y así, verás lo extraordinario que Dios puede hacer en tu vida.

Oración: Señor, quiero amar como si no me hubieran herido. Pero sé que no puedo hacerlo con mis fuerzas, así que te necesito. ¡Amén!

Versículo base: Traten a los demás tal y como quieren que ellos los traten a ustedes. ¿Qué mérito tienen ustedes al amar a quienes los aman? Aun los pecadores lo hacen así. ¿Y qué mérito tienen ustedes al hacer bien a quienes les hacen bien? Aun los pecadores actúan así. ¿Y qué mérito tienen ustedes al dar prestado a quienes pueden corresponderles? Aun los pecadores se prestan entre sí, esperando recibir el mismo trato. Ustedes, por el contrario, amen a sus enemigos, háganles bien y denles prestado sin esperar nada a cambio. Así tendrán una gran recompensa y serán hijos del Altísimo, porque él es bondadoso con los ingratos y malvados. Sean compasivos, así como su Padre es compasivo. (NVI) Lucas 6:31-36

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