“Todos tienen defectos, excepto yo”

Hombre con aspecto arrogante, limpia su saco y al lado la frase: Todos tienen defectos, menos yo.
DISPONIBLE TAMBIÉN EN AUDIO

“Todos tienen defectos, excepto yo”

Creo que nadie diría esa frase conscientemente, pero inconscientemente, es exactamente como pensamos, y principalmente, como actuamos. Es fácil ver fallas en los demás, pero no siempre es tan fácil reconocer las mismas fallas en mí mismo.

El mayor problema no son los defectos que sabes que tienes. El gran problema realmente está en los defectos que no sabes o no reconoces que tienes.

Si te hablo de prejuicio, por ejemplo, es muy probable que tengas algún tipo de prejuicio. Más que eso, diría que es casi imposible encontrar un ser humano 100% libre de cualquier rastro de prejuicio. Podemos tener prejuicios contra las personas por su color de piel, nacionalidad, clase social, partido político, región del país o incluso por su profesión. Es fácil pensar que si alguien es de esa región del país “seguro que no le gusta trabajar” o si es de ese partido político “es ladrón y corrupto“. El prejuicio es quizás un pecado que se comete a diario, pero que no lo identificamos. “Todos los abogados son iguales” o “todo blanco rico es racista” son comentarios prejuiciosos.

El prejuicio, la ira, el juicio, la envidia, el orgullo, el desprecio, la indiferencia, el chisme, la difamación, la mentira, la arrogancia y tantas otras cosas, no son más que nuestros defectos no reconocidos. Podemos ver todo esto en los demás, pero es difícil verlos en nosotros mismos. Pero están ahí. Basta estar atentos y sensibles al Espíritu Santo, para identificar todas estas características en nuestro comportamiento.

Por eso, Pablo, cuanto más lleno del Espíritu Santo, más consciente era de ser “el peor de los pecadores“. Cuando Pablo se declaró el peor de los pecadores, no estaba aplicando esa “falsa humildad” que solemos usar. Él era sincero, porque el Espíritu Santo le revelaba cada falta, cada defecto, cada mancha en su alma.

Por eso digo: Todos los seres humanos tenemos defectos. Y yo, los tengo más que nadie.

Oración: Señor, reconozco que tengo muchos defectos. Y pido que tu Espíritu Santo me los revele uno por uno, para que yo pueda trabajar en ellos. Te pido que no los reveles todos de una sola vez, porque yo no lo soportaría, sino que sean revelados y tratados de a poco, en su tiempo, Señor. Amén.

Versículo base: Palabra fiel y digna de ser aceptada por todos: Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, entre los cuales yo soy el primero. Sin embargo, por esto hallé misericordia, para que en mí, como el primero, Jesucristo demostrara toda Su paciencia como un ejemplo para los que habrían de creer en Él para vida eterna. (NBA2005) 1 Timóteo 1:15-16

Loading

Compartilhe:

One Comment

Adicionar um Comentário

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *