¿Quién mató a Jesús?
Si alguien te hiciera esa pregunta, ¿qué respuesta te viene a la mente? ¿Quién mató a Jesús? Quizás la respuesta inmediata podría ser Poncio Pilatos, quien fue el juez que envió Cristo a la cruz. Quién sabe, pensarás en los fariseos, que llevaron Jesús ante Pilatos y clamaron por su crucifixión. También es posible pensar que fue el pueblo el que escogió a Barrabás en lugar de Cristo. Quizás Judas, el traidor que vendió a Cristo por 30 monedas de plata. O finalmente, podrás decir que fueron los soldados que mataron a Cristo, pues ellos fueron los que le clavaron las manos y los pies y luego, lo colgaron.
Sin embargo, la gran verdad es que quien mató a Cristo fui yo. Fuiste tú. Nosotros matamos a Cristo, lo hicimos tu e yo. Matamos a Cristo por nuestro pecado. Porque fue única y exclusivamente por nuestro pecado, que Cristo abdicó de su trono en el cielo para descender a este mundo y morir en nuestro lugar. El vino, porque hemos pecado. Y murió para salvarnos.
Cristo fue “el justo por los injustos“, y entre todos los injustos estamos tú y yo. Su muerte, sin embargo, fue suficiente para redimir todo nuestro pecado. Y aunque lo hemos matado, Él nos dio la salvación y vida eterna.
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Oración: Señor, soy grato por tu sacrificio, por morir en mi lugar. Te pido perdón por haber sido responsable de tu muerte, pero entendiendo que fue tu plan perfecto para mi salvación. ¡Amén!
Versículo base: Porque Cristo murió por los pecados una vez por todas, el justo por los injustos, a fin de llevarlos a ustedes a Dios. Él sufrió la muerte en su cuerpo, pero el Espíritu hizo que volviera a la vida. (NVI) 1 Pedro 3:18