Que tu meta sea Cristo

Algo asombroso en la palabra de Dios es la total transparencia con la que relata los errores y pecados de los héroes de la fe. Sin mascarillas, relata el adulterio de David con Betsabé y el asesinato de su marido (2ª Samuel 11 y 12). Sin hacer la “vista gorda”, detalla las mentiras y los engaños de Jacob (Génesis 27) y la debilidad de Sansón con las mujeres (Jueces 14).

Por otro lado, tampoco faltan los problemas familiares, especialmente en la relación entre hermanos. Podemos encontrar, justo al comienzo de nuesra historia, el asesinato de Abel, a manos de su propio hermano, Caín (Génesis 4). También encontramos a José siendo vendido como esclavo por sus propios hermanos (Génesis 37). Y todavía está el relato de Jefté siendo expulsado de su propia casa por su medio hermano. (Jueces 11 y 12).

La Biblia me enseña que mi objetivo debe ser Cristo y nadie más. Es necesario tener mucho cuidado cuando toda nuestra fe está puesta en un ser humano, sea quien sea: un familiar, un pastor, un amigo o un predicador, pueden, por supuesto, ser una referencia para nuestras vidas, pero siempre debemos recordar que son tan humanos como tú y yo, y que pueden fallar. El único que nunca ha fallado y nunca fallará se llama JESUCRISTO. “Tal como Cristo sufrió por ustedes. Él es su ejemplo, y deben seguir sus pasos. Él nunca pecó y jamás engañó a nadie”.

¡Que nuestro objetivo sea Cristo! Que nuestro más grande ejemplo sea siempre Jesucristo. Los hombres tienen defectos, incluso el hombre más recto es un pecador como tú y como yo. Pero Cristo es nuestro ejemplo perfecto.

Que tu meta sea Cristo – Devocional Diario

Oración: Señor, siempre quiero seguir el ejemplo de Cristo y no condicionar mi fe al ejemplo de los seres humanos, porque son imperfectos. Amén.

Versículo base: Pues Dios los llamó a hacer lo bueno, aunque eso signifique que tengan que sufrir, tal como Cristo sufrió por ustedes. Él es su ejemplo, y deben seguir sus pasos. Él nunca pecó y jamás engañó a nadie. No respondía cuando lo insultaban ni amenazaba con vengarse cuando sufría. Dejaba su causa en manos de Dios, quien siempre juzga con justicia. (NTV) 1 Pedro 2:21-23

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