Palabras y no gritos

Un hombre grita con una mujer

El texto de hoy está en Eclesiastés y tiene el siguiente breve relato: “También vi en este mundo un notable caso de sabiduría: una ciudad pequeña, con pocos habitantes, contra la cual se dirigió un rey poderoso que la sitió, y construyó a su alrededor una impresionante maquinaria de asalto. En esa ciudad había un hombre, pobre pero sabio, que con su sabiduría podría haber salvado a la ciudad, ¡pero nadie se acordó de aquel hombre pobre!

Después de este relato, Salomón concluye que la sabiduría vale más que la fuerza. Pero también concluye que la sabiduría de un pobre siempre será despreciada.

Sin embargo, este breve relato trae otra lección muy importante, que no se menciona tanto como las anteriores. Es el extracto del versículo 17: “Más se atiende a las palabras tranquilas de los sabios que a los gritos del jefe de los necios.” Cuando hay una discusión, especialmente en la familia, los gritos pueden llegar con mucha facilidad. Y cuando eso sucede, debemos recordar que quien grita es el “rey de los tontos”, el líder de los necios. El sabio simplemente habla.

Cuando haya un desacuerdo en su familia, elija las palabras y no los gritos. Habla sabiamente y despacio. No eres un jefe de necios, que con gritos necesita ejercer autoridad en su hogar. Actúa sabiamente.

Oración: Señor, no quiero gritar para imponer mis ideas. Lléname con tu sabiduría, para usar las palabras que puedan traer paz y solución. ¡Amén!

Versículo base: También vi en este mundo un notable caso de sabiduría: una ciudad pequeña, con pocos habitantes, contra la cual se dirigió un rey poderoso que la sitió, y construyó a su alrededor una impresionante maquinaria de asalto. En esa ciudad había un hombre, pobre pero sabio, que con su sabiduría podría haber salvado a la ciudad, ¡pero nadie se acordó de aquel hombre pobre! Yo digo que «más vale maña que fuerza», aun cuando se menosprecie la sabiduría del pobre y no se preste atención a sus palabras. Más se atiende a las palabras tranquilas de los sabios que a los gritos del jefe de los necios. Vale más la sabiduría que las armas de guerra. (NVI) Eclesiastes 9:13-18

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