No tome la justicia en sus propias manos

Alguien detiene una agresion
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Ocurrió en noviembre de 2022 en la pirámide de Chichen-Itza en México. Desde 2008 está prohibido subir las escaleras de la pirámide, que se estima tiene más de mil años. Sin embargo, una turista no identificada decidió desobedecer y subió, por unos minutos, las escaleras hasta lo alto de la pirámide. También ingresó a la sala del templo en la parte superior, que tampoco está permitido. Finalmente, al descender de la pirámide, fue agredida por los demás turistas, quienes le agarraban del pelo y le arrojaron agua, mientras le dirigían palabras ofensivas.

Esa turista desobedeció las reglas, pero los turistas que la atacaron hicieron lo mismo. No es función de un turista aplicar un castigo a otro turista que no respeta las normas. Para eso están las autoridades locales y la policía. No es trabajo de un turista hacer justicia. En el mejor de los casos, puede alertar a los responsables del lugar sobre alguna norma incumplida, pero nunca tomarse la justicia por su mano.

Me gustan mucho las historias peculiares como esta, porque muestran que es en las pequeñas cosas donde se revela nuestro carácter. ¿Cuál es tu actitud cuando alguien te corta el paso en el tráfico? ¿O cuando alguien no respeta la cola en el supermercado? El error de alguien no le da derecho a cometer otro error. Y cualquier tipo de agresión, ya sea física, verbal o moral, también es pecado.

En el texto de hoy, Pablo advierte a la iglesia en Roma sobre esto, diciendo: “Hermanos, no se tomen la justicia por su cuenta, dejen que sea Dios quien castigue, como dice la Escritura: Mía es la venganza, yo daré lo que se merece, dice el Señor”. Del Señor es la justicia. Sólo de Él.

Oración: Señor, no quiero ser de los que buscan tomarse la justicia por su mano, porque tuya es la justicia. Amén.

Versículo Base: No devuelvan a nadie mal por mal, y que todos puedan apreciar sus buenas disposiciones. Hagan todo lo posible para vivir en paz con todos. Hermanos, no se tomen la justicia por su cuenta, dejen que sea Dios quien castigue, como dice la Escritura: Mía es la venganza, yo daré lo que se merece, dice el Señor. Y añade: Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber: así le sacarás los colores a la cara. No te dejes vencer por el mal, más bien derrota al mal con el bien. (BOESP) Romanos 12:17-21

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