No te apresures ante Dios

Faisal bin Abdulaziz Al Saud fue rey de Arabia Saudita desde 1964 hasta 1975, hasta que el 25 de marzo de 1975 fue asesinado por su propio sobrino, el príncipe Musaid. El asesinato tuvo lugar durante un evento tradicional de la cultura árabe, llamado Majlis, que significa “un lugar para sentarse“, donde el rey abre las puertas de su residencia para recibir a los súbditos con sus peticiones. Fue entonces cuando el príncipe Musaid se acercó al rey y lo mató a tiros. El príncipe sería ejecutado en una plaza pública el 18 de junio del mismo año.

Pararse ante el rey es un privilegio y necesitamos saber cómo nos presentamos ante él. Entonces recuerdo la guía de Salomón en Eclesiastés sobre cómo presentarse ante nuestro rey, nuestro Dios, el creador. Dice que “acércate a escuchar en vez de ofrecer sacrificio de necio“. También dice “No te apresures, ni con la boca ni con la mente” y “no se apresure a decir una palabra“.

Y si, por un lado, el príncipe Musaid hizo mucho más que “apresurarse“, ya que asesinó al rey, usted y yo a menudo no actuamos de manera muy diferente. Llegamos a Dios con un dilúvio de palabras, promesas y sacrificios y no nos quedamos callados para escuchar lo que Él tiene para decirnos.

La invitación para hoy es que estemos en silencio ante nuestro Señor para escuchar su voz. No se apresure ante Dios. Guarda silencio para escuchar lo que Él tiene para ti.

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Oración: Señor, hoy decido quedarme en silencio ante ti, para escuchar tu voz. ¡Amén!

Versículo base: Cuando vayas a la casa de Dios, cuida tus pasos y acércate a escuchar en vez de ofrecer sacrificio de necios, que ni conciencia tienen de que hacen mal. No te apresures, ni con la boca ni con la mente, a proferir ante Dios palabra alguna; él está en el cielo y tú estás en la tierra. Mide, pues, tus palabras. Quien mucho se preocupa tiene pesadillas, y quien mucho habla dice tonterías. (NVI) Eclesiastes 5:1-3