No queremos la verdad cuando no nos gusta

Sucedió en India, en 2014. Una estatua de Jesús crucificado, en una iglesia católica, de pronto empezó a gotear agua. Los fieles de la iglesia pensaron que se trataba de un milagro y comenzaron a recolectar y beber el “agua bendita” que salía del cuerpo de Cristo.

Pasó un tiempo y un hombre llamado Sanal Edamaruku, conocido por desenmascarar falsos milagros, visitó a la iglesia para estudiar el caso. Finalmente, Sanal comprobó que el agua que corría por el cuerpo de Cristo tenía su origen en tuberías de drenaje obstruidas.

La reacción de los fieles, sin embargo, no fue la mejor y Sanal fue acusado de blasfemia, amenazado de muerte y tuvo que vivir exiliado en Finlandia, para evitar ser arrestado y asesinado por revelar la verdad.

Hay una tendencia natural en el ser humano, que es rechazar una verdad cuando no nos gusta.

Conozco cristianos que defienden la homosexualidad porque no les gusta la verdad, que está descrita en la palabra de Dios: la homosexualidad es una abominación ante Dios. También conozco personas que se hicieron espiritistas, simplemente porque aman la idea de vivir otras vidas, y quieren creer, con todas sus fuerzas, que han reencarnado o reencarnarán muchas veces. Hay personas que rechazan las verdades del evangelio porque no les gusta la idea de que es necesario dominar la carne y fortalecer el espíritu, y solo quieren vivir una vida de placeres, centrada en sus propios deseos carnales. Finalmente, un vegano odia la verdad de que los animales fueron creados para el hombre y no el hombre para los animales y que sí, podemos matarlos y comer su carne, porque la soberanía sobre los ellos nos fue dada, directamente de la boca de Dios.

No necesito que me guste la verdad para creerla. Cuando leo la palabra de Dios no busco verdades que me agraden, sino la comprensión plena de lo que Dios, como creador de la vida y de este mundo, estableció. Puede que algunas cosas no me gusten, puede que piense que deberían ser diferentes, pero nada de eso cambiará la verdad de Dios.

Te invito a revisar tu corazón en este momento: ¿hay verdades de la palabra que he ignorado porque no me gustan? Si la conclusión es sí, pídele perdón a Dios por rechazar su verdad y declara en oración, las verdades del Señor.

Oración: Señor, reconozco que hay verdades en tu palabra que no me gustan. A veces las rechazo porque no me gustan. Pero hoy quiero reconocer estas verdades y pedir perdón por rechazarlas. Mi deseo es vivir plenamente en tu verdad, me guste o no. Amén.

Versículo base: Todas tus palabras se basan en la verdad; todas ellas son justas y permanecen para siempre. (BTLA) Salmos 119:160


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