Morir por la verdad

Charles Horman sabía demasiado. En el día exacto del golpe militar realizado por Pinochet, en Chile, en 1973, el periodista estadounidense se encontraba en Viña del Mar, donde estaba investigando la participación del gobierno estadounidense en la muerte del general Schneider en 1970. Sin embargo, terminó siendo testigo de toda la articulación y apoyo estadounidense al golpe militar realizado en Chile. Fue arrestado, torturado y asesinado porque sabía demasiado.

Qué difícil es entender que alguien pueda ser asesinado solo por saber la verdad. Es más impresionante aún, pensar que el gobierno de una nación puede estar detrás de la muerte de una persona que no ha cometido ningún delito, además de saber la verdad. Solo la verdad.

Entonces recuerdo países en nuestro mundo donde las verdades de Dios también están prohibidas y donde los cristianos son hostigados por sus gobernantes. Países como Corea del Norte, Afganistán, Somalia, Sudán y Pakistán son solo algunos de tantos países del mundo, donde las verdades de Dios no deben ser conocidas y predicadas. La persecución y los asesinatos de cristianos son constantes. Hombres y mujeres dispuestos a morir por la verdad.

Pensar en estas cosas me lleva a reflexionar sobre el valor que doy a las verdades de Dios. No solo tengo acceso a las verdades de Dios descritas en su palabra, sino que también tengo la libertad de predicarlas. ¿He valorado esto? Después de todo, la libertad siempre tiene un precio, aunque no lo pagué yo.

Oración: Señor, estoy agradecido por la libertad que tengo para leer, estudiar y predicar tu palabra. Clamo por los cristianos que son perseguidos en el mundo. ¡Amén!

Versículo base: Jesús se dirigió entonces a los judíos que habían creído en él, y les dijo: –Si se mantienen fieles a mis enseñanzas, serán realmente mis discípulos; y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.” (NVI) Juan 8 : 31 – 32