El primer pensamiento del día

Intenta recordar: ¿Cuál fue tu primer pensamiento al despertar hoy?

Cuando estamos enamorados, especialmente en esa primera fase del enamoramiento, es natural que la persona amada sea el objeto de nuestro primer pensamiento. Si estamos teniendo problemas en el trabajo, o hay una reunión difícil, es muy probable que te hayas despertado con este pensamiento en la cabeza. Si las deudas lo atormentan, tal vez se despertó esta mañana y lo primero en lo que pensó fueron en sus cuentas pendientes.

El primer pensamiento puede tener un gran impacto en el resto del día. Ese primer pensamiento puede marcar el tono emocional de tu día. Si este pensamiento es positivo y motivador puede energizarte, aumentar tu confianza y predisponerte a tener un día productivo y gratificante. Por otro lado, si el primer pensamiento es negativo o está lleno de preocupaciones, puede afectar tu estado de ánimo, disminuir la motivación y derivar en un día menos productivo y más estresante.

Esta es sólo una razón más para comenzar tu día en oración ante Dios. Cualquiera que sea el primer pensamiento que te venga a la mente al despertar, puedes entregárselo inmediatamente al Señor. Por otro lado, la oración es una gran oportunidad para iniciar el día con gratitud, con afirmaciones positivas y proféticas sobre nuestro día. Levántate y inmediatamente declara con el Señor, un día de victoria, un día guiado por el Espíritu Santo, un día de lindas sorpresas, venidas directamente del cielo. Y tu día será diferente, estoy seguro.

El hábito de la oración diaria, y al inicio del día, ayuda a establecer un estado mental más positivo y resiliente, preparándonos para afrontar los desafíos que puedan surgir a lo largo del día.

Oración: Señor, quiero entregarte mi primer pensamiento del día. Sea cuál sea, te lo entrego. Que la oración sea un hábito en mi vida y que pueda ver en mis días, los resultados reales de una vida de oración. Amén.

Versículo base: Señor, escucha mi voz por la mañana; cada mañana llevo a ti mis peticiones y quedo a la espera. Pero que se alegren todos los que en ti se refugian; que canten alegres alabanzas por siempre. Cúbrelos con tu protección, para que todos los que aman tu nombre estén llenos de alegría. Pues tú bendices a los justos, oh Señor; los rodeas con tu escudo de amor. (NTV) Salmos 5, versículos 3, 11 e 12.

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