Es sabio reconocer que hemos fallado

Ocurrió en Calcuta, India. Un hombre de 85 años ingresó a la Facultad de Medicina de NRS en estado grave y murió. Unas horas después, más de 200 personas atacaron a los médicos y enfermeras del hospital. ¿Por que? Porque el anciano fallecido era un “Maulana”, una especie de líder religioso, que según la creencia de aquellas personas, sería inmortal. Por lo tanto, un ser inmortal no podía morir, ni siquiera a la edad de 85 años. Sus seguidores culparon a los médicos y al personal del hospital por la muerte de su líder inmortal.

Y antes de que juzgues a los pobres indios, quisiera decirte que ciertamente a ti te ha pasado lo mismo: un proyecto tuyo fracasó y culpaste a otros por ello. El ascenso que no sucedió, la empresa que nunca despegó o el viaje que solo estaba en tus sueños son algunos ejemplos de “líderes inmortales” que quizás hayas tenido en tu vida.

No seamos, tú y yo, ese tipo de persona que culpa a los demás de nuestros fracasos. Es sabio reconocer que fracasamos o que nuestro proyecto no estaba en el corazón de Dios, siendo sólo una voluntad humana.

Oración: Señor, quiero ser alguien que asuma sus propios fracasos sin culpar a los demás. Quiero poner todos mis planes y proyectos en tus manos. ¡Amén!

Versículo base: Pon en manos del Señor todas tus obras, y tus proyectos se cumplirán. (NVI) Proverbios 16:3