Magnencio, el usurpador

Un hombre esconde un cuchillo en su espalda. Isaías 33:1

Flávio Magno Magnencio fue un usurpador romano, que se apoderó del imperio al tomarlo del emperador Constante I, quien fue asesinado. Había un gran descontento con el gobierno del emperador Constante I y Magnencio, como comandante de las tropas de Hércules y de los jupiterianos, que eran precisamente las tropas encargadas de proteger al emperador, decidió matarlo y luego, nombrar a Magnencio como emperador. Su gobierno, sin embargo, duró solo 3 años, porque con la derrota en la Batalla de Monte Seleuco, Magnencio se suicida, arrojándose sobre la propia espada.

No hay prosperidad en la traición. No hay victoria cuando se trata del engaño. En Isaías 33, en el versículo 1 podemos leer: “¡Ay de ti, destructor, que aún no has sido destruido! ¡Ay de ti, traidor, que no ha sido traicionado! Cuando dejes de destruir, serás destruido; cuando dejes de traicionar, serás traicionado.”

Que el engaño o la traición no sean nuestra herramienta para crecer profesionalmente o en los negocios. Que tú y yo no seamos los que destruyan a otros, para construir sobre sus ruinas. Porque después de que destruyamos, seremos destruidos.

Oración: Señor, no quiero ser un traidor. No quiero ser de esos que destruyen a los demás, para mi propio beneficio. Más bien, quiero ser uno de los que ayuda a construir. ¡Amén!

Versículo base: ¡Ay de ti, destructor, que no has sido destruido! ¡Ay de ti, traidor, que no has sido traicionado! Cuando dejes de destruir, te destruirán; cuando dejes de traicionar, te traicionarán. (NVI) Isaías 33:1

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