Los muros y las rejas

Vivimos en tiempos de gran violencia, que ha llevado a la gran mayoría de la población a vivir tras muros y rejas. Hay quienes digan que los delincuentes son libres y nosotros, las personas de bien, estamos atrapados detrás de los muros y rejas de nuestras propias casas. Nuestras puertas tienen cerraduras reforzadas, nuestras casas tienen alarmas y hasta colocamos vidrios rotos en los muros.

Sin embargo, los muros y rejas sólo nos protegen de lo que hay afuera. No hay paredes ni rejas que puedan protegernos de lo que hay adentro. Nuestros conflictos internos, problemas familiares, económicos o de pareja están todos en el interior. Y los muros y las rejas no nos protegen de ellos.

Para protegernos de lo que hay adentro, necesitamos a Dios. Filipenses, en el capítulo 4, versículo 7, nos revela cómo protegernos de lo que hay dentro de nosotros y de nuestros hogares. El versículo dice: “Así experimentarán la paz de Dios, que supera todo lo que podemos entender. La paz de Dios cuidará su corazón y su mente mientras vivan en Cristo Jesús”.

Ni siquiera es necesario entender la paz de Dios. Pero a través de ella, nuestros corazones son guardados, protegidos y puestos a salvo. Sin paredes, sin rejas. De la misma manera, nuestra mente está protegida de los ataques del enemigo, quien diariamente trae sus mentiras y engaños.

Mi deseo es que puedas experimentar esta paz que nos protege de todo lo que los muros y las rejas no pueden proteger.

Oración: Señor, quiero vivir y experimentar tu paz. Te entrego todas mis preocupaciones, porque sé que cuidas de mí. Amén.

Versículo base: Así experimentarán la paz de Dios, que supera todo lo que podemos entender. La paz de Dios cuidará su corazón y su mente mientras vivan en Cristo Jesús. (NTV) Filipenses 4:7


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