La lucha de cada uno de nosotros

La lucha de cada uno de nosotros
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Estaba leyendo la historia de un repartidor a domicilio que trabaja en Río de Janeiro, Brasil, pero vive en una ciudad próxima, llamada São Gonçalo. Durante la semana, para ahorrar R$ 25 diarios en transporte, duerme en las calles de Río de Janeiro en lugar de regresar a casa. Con esto, ahorra R$ 100 cada semana en el presupuesto familiar.

La vida puede tener mucho de eso: dificultades. Para unos es dinero, para otros es soledad, y para algunos es cansancio, por una mala noche de sueño, el insomnio o una enfermedad. Esta mañana, muchos están yendo a trabajar sin dinero para el autobús, o con el corazón roto. Miles de personas no recibieron un “buenos días” o una mesa con desayuno. Otros tendrán que aguantar a un jefe insoportable o a un cliente insatisfecho. Lo cierto es que cada uno de nosotros tiene sus propias luchas.

En un mundo caído como el que vivimos, y habitando en un cuerpo susceptible a los deseos carnales, es muy fácil pensar que la vida ya no tiene sentido. Los desafíos y las dificultades que se enfrentan a diario pueden hacernos cuestionar el verdadero sentido de la vida. A mí me pasa y creo que te puede pasar a ti también. Y si no estamos parados sobre la roca que es Cristo, podemos caer.

La gran verdad es que no hay sentido en la vida sin Cristo. Si vivimos sólo con metas y planes humanos, nos daremos cuenta, como el autor de Eclesiastés, que “todo es inútil, es correr tras el viento” (Eclesiastés 2:17). Y para vivir plenamente una relación con Jesús, es necesario ser cada día menos carnal y más espiritual. No hay otra manera de deshacerse de la percepción humana de la vida que no sea estudiando y meditando diariamente la palabra de Dios. Y esto es necesario porque el cambio de la mente no se da de la noche a la mañana. Se necesita constancia.

El reto de hoy es que tomes la decisión de cambiar tu percepción de la vida, a partir del estudio de la palabra de Dios.

Oración: Señor, quiero cambiar mi percepción de la vida. Quiero verla desde una perspectiva espiritual y no humana. Enséñame a través de tu palabra. ¡Amén!

Versículo base: Sé diligente en estos asuntos; entrégate de lleno a ellos, de modo que todos puedan ver que estás progresando. Ten cuidado de tu conducta y de tu enseñanza. Persevera en todo ello, porque así te salvarás a ti mismo y a los que te escuchen. (NVI) 1 Timoteo 4:15-16

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