La carne es contraria al espíritu y el espíritu es contrario a la carne

Dos lobos luchando.

Se dice que un viejo indio hablaba de sus conflictos internos con la siguiente ilustración: “Dentro de mí hay dos lobos peleando todos los días. Uno es un lobo bueno y el otro es un lobo malo”.
Entonces alguien preguntó:
“¿Y cuál gana la pelea?”
“El que yo alimento”, respondió el viejo indio.

Esta ilustración muestra la lucha mencionada por Pablo en Romanos 7:15, 18 y 19. “No entiendo lo que me pasa, pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco. Yo sé que en mí, es decir, en mi naturaleza pecaminosa, nada bueno habita. Aunque deseo hacer lo bueno, no soy capaz de hacerlo. De hecho, no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero.”

Cada uno de nosotros tiene esta lucha, entre la carne y el espíritu. Porque la carne “desea lo que es contrario al Espíritu, y el Espíritu desea lo que es contrario a ella” (Gal 5:17). Por tanto, hay una pelea entre mi carne y mi espíritu. ¿Pero quién gana esta pelea? Quien yo alimento.

Cuanto más alimente mi carne con los placeres de este mundo, más fuerza le daré para vencer mi espíritu. Sin embargo, si alimento más mi espíritu, leyendo la palabra, ayunando, orando, con alabanza y adoración, e yendo a la iglesia, más fuerte será mi espíritu. Y mi espíritu prevalecerá sobre mi carne.

Oración: Señor, quiero alimentar más mi espíritu y menos mi carne. Para que mi espíritu gane la lucha contra la carne. ¡Amén!

Versículo base: “Porque ésta desea lo que es contrario al Espíritu, y el Espíritu desea lo que es contrario a ella. Los dos se oponen entre sí, de modo que ustedes no pueden hacer lo que quieren.” (NVI) Gálatas 5:17

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