Etiquetas

Un medicamento con etiquetas ofensivas. Romanos 2: 3

¡De nada sirve que “no te guste”¡Tampoco sirve de algo el quejarse! Pero todo lo que dices o haces crea “etiquetas”. Y no eres tú quien las elige. Las etiquetas son puestas por los demás, que están permanentemente observando tus palabras y actitudes. Y lo hacen, aún de forma inconsciente.

Las etiquetas nacen de “patrones” que cada uno de nosotros ha desarrollado a lo largo de los años, a través de nuestras propias experiencias. Y en general, son construídos a partir de nuestras peores experiencias, no de las mejores. Es decir, tu discurso o acción a veces se conecta con alguna mala experiencia pasada del observador, y esa experiencia trae una “etiqueta” con la que esa persona te definirá.

Si hablas algo sobre “derechos humanos“, entonces eres un “defensor de ladrones y asesinos” (etiqueta). Lloras con facilidad, eres “débil” (etiqueta). Trabajas demasiado, eres un “padre ausente” (etiqueta). No trabajas tan duro, eres “vago” (etiqueta). Renuncias a tu trabajo para emprender, estás “loco” (etiqueta).

Me gusta mucho algo que escuché del filósofo brasileño Leandro Karnal sobre no darle importancia a lo que dicen de ti y que trato de aplicar en mi vida. Leandro karnal dice que realmente, no importa lo que digan de ti, aunque sea verdad o aunque sea mentira. Lo ilustraré usando la primera oración del párrafo anterior como ejemplo: si hablas de derechos humanos y te etiquetan de “defensor de ladrones y asesinos”. ¿Eres realmente? Si no es así, no importa quién diga que lo es, porque sabe que no lo es. ¿Y si lo eres? Entonces tampoco importa, porque realmente quieres defender a ladrones y asesinos. Luego, las etiquetas no importan. ¡Solo importa lo que realmente eres!

Por otro lado, también debemos evitar nosotros, estar poniendo etiquetas a los demás. Una etiqueta no es más que un juicio y una condena. Juzgas y condenas, en segundos. Y marcas al otro con su “etiqueta”. Mucho cuidado, “tú que juzgas a otros, sin embargo, haces lo mismo que ellos”, Romanos 2: 3.

Di no a las etiquetas. Para las tuyas y para los demás.

Oración: Señor, decido no aceptar las etiquetas que me ponen. Las palabras no me definen. También decido no definir a los demás con mis etiquetas, basándome en mis peores experiencias. ¡Amén!

Versículo base: ¿Piensas entonces que vas a escapar del juicio de Dios, tú que juzgas a otros y sin embargo haces lo mismo que ellos? (NVI) Romanos 2:3

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