En el momento y lugar que menos esperamos

Un hombre se detuvo a tocar el violín en la estación de metro de Washington DC. Durante 45 minutos interpretó 6 piezas de Bach. Durante ese tiempo, más de 1000 personas pasaron por él. Un señor mayor se detuvo a escucharlo unos segundos. Una señora le dio un billete de un dólar, pero siguió adelante sin siquiera mirarlo. Una niña se detuvo a escuchar, pero su madre, que tenía prisa, la jaló con fuerza. Dejó de tocar, guardó su violín y se fue. Ese hombre era Joshua Bell, uno de los músicos más talentosos del mundo. Tocó algunas de las piezas más importantes de la historia de la música en su violín de $ 3.5 millones de dólares. Pero fue ignorado.

Creo que muchos de los que pasaban por allí aceptarían pagar un alto precio de entrada para escuchar sus obras en el National Theatre DC. Pero no estaban preparados para escucharlo en la salida del metro.

Lo mismo puede suceder cuando Dios nos habla. A veces no estamos en el lugar ni en el momento en que pensamos que Él hablará. Así que no escuchamos. Él no siempre nos hablará en la iglesia, en la adoración o en la oración. No pocas veces, su mensaje llega en el momento y el lugar menos pensados. Y es en este momento que debemos detenernos a escucharlo, con toda atención y reverencia.

Deja de correr por un tiempo, jala los frenos de tu vida por un instante. Escucha el violín tocando en la salida del metro. Tómate unos minutos para escuchar lo que Dios tiene que decirte. Él te hablará, y puede ser en el momento y lugar menos esperados.

Oración: Señor, quiero estar atento para escuchar tu voz dondequiera que me hables. ¡Amén!

Versículo base:  Y me dijeron: El Señor nuestro Dios nos ha mostrado su gloria y su majestad, y hemos oído su voz que salía del fuego. Hoy hemos visto que un simple mortal puede seguir con vida aunque Dios hable con él. (NVI) Deuteronomio 5:24