En busca del reconocimiento

Personas aplaudiendo
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El reconocimiento es un deseo de nuestro corazón humano. Es común que hagamos cosas por los demás, y nos frustramos cuando no recibimos reconocimiento por lo que se hizo. A menudo, estamos presentes en el día de la dificultad de alguien, y en el día de la alegría, somos olvidados. Los sacrificios y la entrega no siempre serán reconocidos y esta es una triste verdad de esta vida.

Sin embargo, voy a la palabra de Dios y encuentro que debo ser la “sal de la tierra“. Y luego recuerdo que si por un lado la sal da sabor a la comida, casi nunca es un destaque. Es muy raro que escuches a alguien decir: “Wow, qué rica la sal de esta comida” o “felicidades, la sal del arroz quedó buenísima”. Pero por otro lado, si falta la sal, todos lo notarán. Prepara la comida sin sal y será imposible no notar su ausencia.

Entonces comprendo que así debe ser mi presencia en la vida de los que me rodean. No debo esperar reconocimiento y elogios, pero si, que mi ausencia sea notada y extrañada. Que mi presencia sea esencial, aun cuando nadie reconozca mi importancia. Que pueda marcar la diferencia, incluso en silencio.

Oración: Señor, quiero ser sal en esta tierra, sin esperar ningún reconocimiento. Con humildad y en silencio, quiero impactar la vida de quienes me rodean. Amén.

Versículo base: “Ustedes son la sal de la tierra; pero si la sal se ha vuelto insípida, ¿con qué se hará salada otra vez? Ya no sirve para nada, sino para ser echada fuera y pisoteada por los hombres. Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad situada sobre un monte no se puede ocultar”.  (NBA2005) Mateo 5:13-14

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