El Dios que se revela en el desierto

La vida de Agar es una historia bíblica muy conocida, que trae verdades importantes sobre nuestro creador.

La primera mención de Agar en la Biblia, la encontramos en Génesis, en el capítulo 16, cuando Sarai se la entrega a su marido, Abraham, para que a través de ella se cumpliera la promesa de que Abraham sería padre de una gran nación. Y en el mismo capítulo 16, vemos que Agar comete un error importante: luego de quedar embarazada: “Cuando Agar se dio cuenta de que iba a tener un hijo, comenzó a despreciar a Sarai.” (Génesis 16:4).

Pero la historia continúa y en el capítulo 21 del Génesis, nace Isaac, el hijo de la promesa. En ese momento, Ismael, el hijo de Agar, ya tenía 14 años. Podemos pensar que durante 14 años, Sarai soportó el desprecio de Agar, pero ahora, como había tenido un hijo, ya no necesitaba más soportar a Agar y por eso, convenció a Abraham para que la despidiera, junto con su hijo Ismael.

El relato dice que “muy temprano, Abraham tomó pan y se lo dio a Agar. También tomó una bolsa de cuero con agua, se la puso a ella en el hombro, y la despidió junto con el niño. Agar se fue en dirección al desierto de Beerseba y allí se perdió.” ( Génesis 21:14).

Y ahora llega el gran momento en la vida de Agar. Está sola, con su hijo Ismael, en el desierto. Fue abandonada por el padre de su hijo, tiene hambre y sed. Piensa que nadie se importa con ella, que nadie la ve sufrir. Quizás está pensando que no debió despreciar a su señora, por el nacimiento de Ismael, pero ahora ya es demasiado tarde. Ella se prepara para morir.

Y entonces, conoce a Dios como nunca antes lo había conocido. Allí, en el desierto, en su peor momento, Agar escuchó una voz que venía del cielo: “Y llamó a Agar desde el cielo y le dijo: «¿Qué te pasa, Agar? No tengas miedo, ya escuché los gritos del niño. Anda, levántalo y tómalo de la mano. No morirá, pues sus descendientes llegarán a ser una gran nación».” (Génesis 21:17-18)

No sé qué momento estás viviendo. Tal vez, ahora mismo, estás atravesando un desierto y crees que a nadie le importa. Pero necesitas saber que Dios ve tu sufrimiento, ve tu lucha y se revela en los desiertos. El desierto puede ser un lugar de desolación y tristeza, pero también puede ser el lugar donde conocemos a Dios como nunca lo hubiéramos conocido en otro lugar.

¿Estás en un desierto? ¡Busca a Dios con todas tus fuerzas y Él se revelará a ti!

Oración: Señor, estoy viviendo en un desierto. Y quiero, durante este tiempo, conocerte mejor. Te pido que te reveles en mi vida, para que pueda salir de este desierto, conociéndote mejor. Amén.

Versículo base: Dios oyó los gritos del niño, y llamó a Agar desde el cielo y le dijo: «¿Qué te pasa, Agar? No tengas miedo, ya escuché los gritos del niño. Anda, levántalo y tómalo de la mano. No morirá, pues sus descendientes llegarán a ser una gran nación. En ese momento Dios permitió que Agar viera un pozo de agua. Ella corrió a llenar la bolsa, y le dio de beber al niño. Cuando el niño creció, se quedó a vivir en el desierto de Parán. Allí aprendió a manejar bien el arco y las flechas, y Dios siempre le brindó su ayuda. Finalmente, su madre lo casó con una egipcia. (BTLA) Génesis 21:17-21


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