El alimento diario
El récord del vuelo tripulado más largo de la historia fue establecido en 1959, por Robert Timm y John Cook, quienes volaron un Cessna 172 durante 64 días, 22 horas y 19 minutos. Despegaron el 4 de diciembre de 1958 y aterrizaron el 7 de febrero de 1959. Durante este tiempo, los dos pilotos se turnaron para volar el avión, mientras el otro dormía en un colchón improvisado en la parte trasera. El avión volava a baja altura, para ser abastecido por un camión en movimiento, conectado por una manguera, momento en el que también se les abastecia de víveres para los pilotos. Una operación que, aún hoy, sería difícil de organizar, se llevó a cabo en varias ocasiones, entre diciembre de 1958 y febrero de 1959.
Lo que más me llama la atención de esta historia es el repostaje de la aeronave en el aire, junto con la entrega de alimentos a los dos pilotos. Había algo imprescindible para que el avión se mantuviera en el aire: el alimento diario. Sin combustible, el avión no podría volar, al igual que sin comida, los pilotos no tendrían la fuerza ni la capacidad para pilotear el avión. Sin una adecuada alimentación diaria, este récord nunca se habría establecido.
¿Quieres hacer algo realmente extraordinario? Alimentate diariamente. Yo necesito, obviamente, nutrirme de conocimientos en mi área de especialización o técnicas para desempeñarme mejor. Sin embargo, ningún alimento será más importante que la palabra de Dios. Hay mucha sabiduría en la palabra de Dios, y cuanto más la estudio, más puedo enfrentar los grandes desafíos, tanto profesionales como personales, que me presenta la vida. Es en la Biblia donde encuentro el pan de vida: “Yo soy el pan de vida. El que a mí viene, nunca pasará hambre”. Por lo tanto, debo alimentarme todos los días con el mejor de todos los alimentos: la Biblia.
Oración: Señor, agradezco por tu palabra que me alimenta cada día. Amén.
Texto base: Jesús les dijo: «Yo soy el pan de la vida; el que viene a Mí no tendrá hambre, y el que cree en Mí nunca tendrá sed. (NBA2005) Juan 6:35