Deuteronomio 28

Imagen de la misma estrada cortada a la mitad, donde un lado es asfaltado y el otro es estrada de tierra

Si nunca has leído, o nunca ha pensado lo suficiente en Deuteronomio 28, espero que a partir de hoy, no olvides este capítulo asombroso de la Palabra de Dios. El capítulo 28 de Deuteronomio trae preciosas promesas de Dios, pero también trae maldiciones para aquellos que, por su propia elección, eligen ignorar los principios establecidos por nuestro creador. Y después de terminar esta breve reflexión, te invito a leer todo el capítulo y grabarlo en su corazón.

Del versículo 1 al 13, nos complace leer todas las maravillosas promesas que Dios tiene para aquellos que eligen obedecer Sus mandamientos. Voy a citar solo algunas:

  • Dios los colocará muy por encima de todas las naciones de la tierra.
  • Todas estas bendiciones vendrán sobre ti y te acompañarán
  • Serás bendecido en la ciudad y serás bendecido en el campo.
  • Benditos sean los hijos de tu vientre, bien como las cosechas de tu tierra.
  • Serás bendecido en todo lo que hagas.
  • El Señor enviará bendiciones a tus graneros y a todo lo que hagan tus manos.
  • El Señor les concederá gran prosperidad
  • El Señor te pondrá por cabeza de naciones, no por cola.

Sin embargo, del versículo 15 en adelante, sigue una lista, mucho más extensa que la primera. Si las bendiciones se enumeran en 13 versículos, las maldiciones que caen sobre aquellos que no obedecen los mandamientos de Dios toman más de 50 versículos. Y confieso que leer cada una de esas maldiciones puede dar miedo. Es tan aterrador, que prefiero no enumerarlas aquí, dejando que cada uno las lea por si mismo.

Pero, ¿es este el propósito de nuestro creador? ¿Que obedecemos sus mandamientos por temor a las maldiciones? ¡Es claro que no! Pero al mismo tiempo, Dios no puede negar su propia justicia. Él no puede y no negará las leyes espirituales que él mismo determinó. Entonces, nuestro Dios las deja registradas, para que todos puedan leer y conocer las consecuencias de una decisión u otra.

Yo elijo las bendiciones. Elijo vivir los primeros 13 versículos de Deuteronomio 28. Decido obedecer los mandamientos de mi Dios.

¿Cual es tu elección?

Oración: Señor, elijo seguir tus mandamientos y ser alcanzado por los beneficios que promete tu palabra. ¡Amén!

Versículo base: Si realmente escuchas al Señor tu Dios, y cumples fielmente todos estos mandamientos que hoy te ordeno, el Señor tu Dios te pondrá por encima de todas las naciones de la tierra. (NVI) Deuteronomio 28:1

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