Víctima de robo y engaño
Sucedió recientemente en Colombia. Un joven planeaba mudarse a Estados Unidos para perseguir el “sueño americano”. Para viabilizar el plan decidió vender todas sus cosas, y así ahorrar dinero para el viaje. Entonces, colocó un anuncio y pronto apareció un comprador, interesado en adquirir absolutamente todo. El total de bienes del joven ascendían a aproximadamente $ 5.000 dólares. El día acordado, el comprador llegó con un pequeño furgón y cargaron todo en el vehículo. Luego, el comprador y el vendedor se dirigieron a una sucursal bancaria, en un centro comercial, para cerrar el negocio con el pago. Cuando ambos ya estaban dentro de la agencia, el comprador recibió una llamada telefónica y salió de la agencia para atenderla. Y por supuesto, desapareció. El joven había sido víctima de un robo planeado.
La sensación de ser robado y engañado es terrible. Sólo quien ha pasado por esto, puede conocer la sensación de impotencia y fracaso que deja una experiencia como esta.
No estamos libres de perder bienes materiales en este mundo. Jesús nos advirtió que esto podría suceder: “No almacenes tesoros aquí en la tierra, donde las polillas se los comen y el óxido los destruye, y donde los ladrones entran y roban“. La tierra es un lugar lleno de ladrones, que buscan la oportunidad de apoderarse de lo que hemos adquirido con nuestro esfuerzo y trabajo. Y podrán hacerlo. Podemos perder cualquier bien material adquirido aquí, esta es la verdad.
Pero Jesús también nos presenta un lugar donde nuestros tesoros no pueden ser robados: “Almacena tus tesoros en el cielo, donde las polillas y el óxido no pueden destruir, y los ladrones no entran a robar”. Cuando seguimos las enseñanzas de la palabra de Dios, estamos acumulando riquezas en el cielo. Cuando extendemos la mano a los necesitados, cuando perdonamos, cuando ofrecemos gracia y misericordia a quienes no la merecen, acumulamos riquezas en el cielo. Cuando invertimos tiempo en proclamar las verdades del evangelio, estamos acumulando riquezas en el cielo. Y allí el ladrón no entra y no se puede robar nada.
Oración: Señor, quiero acumular riquezas en el cielo, donde no me puedan robar. La riqueza de este mundo me la podrían quitar y aunque no sea así, de aquí, nada llevaré. Amén.
Versículo base: No almacenes tesoros aquí en la tierra, donde las polillas se los comen y el óxido los destruye, y donde los ladrones entran y roban. Almacena tus tesoros en el cielo, donde las polillas y el óxido no pueden destruir, y los ladrones no entran a robar. Donde esté tu tesoro, allí estarán también los deseos de tu corazón. (NTV) Mateo 6:19-21