Valor por el lastre

Un baul lleno de monedas de oro. Filipenses 2:6

Hasta 1868, en Brasil, había una relación directa entre la moneda fabricada y el valor y peso del metal en el que se producía. En otras palabras, las monedas eran hechas en oro o plata y representaba el mismo valor en peso que el metal en la que se produjo. Después de 1868, las monedas comenzaron a fabricarse con diferentes metales y luego con billetes impresos. Entonces, para “garantizar” el valor de la moneda, se creó el sistema de lastre.

El concepto de lastre es la garantía que cada estado o nación debe dar, que todo el dinero impreso está respaldado por riqueza equivalente, ya sea en reservas de oro, plata o cualquier otro bien de valor. De lo contrario, cada país podría imprimir todo el dinero que quisiera y el resultado sería solo pobreza e inflación, ya que no habría respaldo real para la riqueza en circulación.

Lo mismo ha pasado con nosotros. Tú y yo éramos “metales sin valor”. O tan solo papel. Pero nos fue dado un valor. Un valor que no está en nosotros, sino que está en un lastre: la muerte y resurrección de Cristo. Sin la muerte y resurrección de Cristo, nuestras vidas no tendrían valor, ya que estábamos condenados a la muerte y al infierno. Pero ahora tenemos acceso a la vida eterna. Y nuestra vida tiene sentido, tiene valor.

Desafortunadamente, para la gran mayoría de los humanos no es fácil entender lo que significó la muerte y resurrección de Cristo. Viven sus vidas, como si no tuvieran valor. O tratan la vida de los demás como algo sin valor. No saben que se pagó un precio muy alto, un precio que no merecíamos, pero que fue pagado. Y hoy, mi vida tiene valor.

Oración: Señor, soy agradecido porque hoy mi vida tiene valor. No por mí mismo, sino por el precio que fue pagado, por medio de la muerte y resurrección de Cristo. ¡Amén!

Versículo base: La actitud de ustedes debe ser como la de Cristo Jesús, quien, siendo por naturaleza Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse. Por el contrario, se rebajó voluntariamente, tomando la naturaleza de siervo y haciéndose semejante a los seres humanos. Y al manifestarse como hombre, se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta la muerte, ¡y muerte de cruz! (NVI) Filipenses 2:5-8

Loading

Compartilhe:

Adicionar um Comentário

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *