Una vida ordinaria, mediocre y común
Se dice que un hombre llevó a su familia a un restaurante fino y caro, especializado en mariscos. Pidió para sí mismo el plato más caro del menú: langosta. Su hijo de 5 años, al escuchar el pedido de su padre, pidió el mismo plato. Cuando el mesero se fue, el padre fingió ir al baño y fue a hablar con él:
– “Quiero cambiar el plato de mi hijo. En lugar de langosta, sírvale bagre”.
El bagre costaba 5 veces menos que la langosta, y el niño seguramente no notaría el cambio, fue lo que pensó su padre.
Y así sucedió. El mesero le sirvió bagre al niño, quien se comió todo el plato con satisfacción.
Cuando terminó, el padre preguntó:
– “¿Y cómo estuvo tu plato, hijo mío?”
– “¡Estaba delicioso, papá! Pero parecía bagre”.
Esta ilustración me hace pensar en cuántos de nosotros nos pasamos la vida comiendo bagre, pensando ser langosta.
Sabemos que el Señor quiere darnos lo mejor. Él tiene los mejores planes para nuestras vidas, como leemos en Jeremías 29, versículo 11: “Pues yo sé los planes que tengo para ustedes —dice el Señor—. Son planes para lo bueno y no para lo malo, para darles un futuro y una esperanza.”. Pero nos conformamos con el “bagre”, con una vida común, mediocre y alejada de los propósitos que Dios tiene para nosotros.
No te dejes engañar por el enemigo, quien te hará pensar que hay “langostas” en tu mesa, te dirá que tienes la mejor vida que podrías haber tenido, cuando en realidad, estás comiendo “bagre”, en una vida normal y corriente.
Oración: Señor, quiero vivir la vida extraordinaria que has planeado para mí. No quiero conformarme con el bagre, pensando que es langosta. Revélame tus planes y dime qué debo hacer. Amén.
Versículo base: Pues yo sé los planes que tengo para ustedes —dice el Señor—. Son planes para lo bueno y no para lo malo, para darles un futuro y una esperanza. En esos días, cuando oren, los escucharé. Si me buscan de todo corazón, podrán encontrarme. (NTV) Jeremías 29:11-13