Una sencilla acción
Si estudiamos la historia de la humanidad, encontraremos personas que, con simples acciones, pasaron a la historia y tuvieron un impacto importante en el mundo. Podemos mencionar aquí a Rosa Parks, quien se negó a ceder su asiento a un hombre blanco en el autobús y promovió un movimiento que fue significativo en la lucha contra el racismo y la segregación en los Estados Unidos. Malala Yousafzai fue una niña que solo quería estudiar. Algo tan simple como el deseo de estudiar de una niña de 11 años ha desatado un gran movimiento en Pakistán en defensa de la educación femenina. Malala recibiría el Premio Nobel de la Paz. Finalmente, también podemos mencionar a Ana Frank, la joven judía que cambió la visión del mundo sobre el Holocausto por algo muy simple: registrar su vida y sus pensamientos en un diario.
Estoy seguro de que ninguna de ellas pensó que una acción tan simple tendría un impacto tan significativo. Al igual que tú y yo subestimamos el poder de las pequeñas acciones en nuestra vida diaria. Subestimamos el poder de una palabra de aliento, un agradecimiento, un gesto de cariño. Subestimamos el poder de una oración al comienzo del día o de ir a la iglesia regularmente los fines de semana. Subestimamos el poder de palabras simples como “gracias“, “por favor” o “lo siento“. Subestimamos el poder de preguntas como “¿Necesita ayuda?” o “¿Puedo hacer algo por ti?” Finalmente, subestimamos el poder de un curso, un libro, un pequeño paso diario hacia nuestras metas.
¿Qué acción simple debe tomarse hoy? ¿Cómo vas a empezar a cambiar tu vida?
Oración: Señor, quiero cambiar mi vida y sé que puedo hacerlo a través de acciones sencillas. Muéstrame qué debo hacer. ¡Amén!
Versículo base: Y todo lo que hagan, de palabra o de obra, háganlo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios el Padre por medio de él. (NVI) Colosenses 3:17