El miedo nos bloquea

Mujer encerrada en una caja

Tras los atentados a las Torres Gemelas del WTC el 11 de septiembre de 2001, la corona de la Estatua de la Libertad permaneció cerrada, sin acceso al público durante 8 años. Las visitas solo se reanudaron el 4 de julio de 2009, con fuertes medidas de seguridad, como registro de visitantes, detección de metales y otras controles adicionales.

Sin ánimo de criticar la decisión de cerrar las visitas a una de las mayores atracciones turísticas de los EE. UU. (que entiendo que fue prudente), aprovecho este evento para ilustrar lo que hace el miedo. El miedo nos bloquea, nos paraliza, nos hace cerrarnos a posibilidades, relaciones o crecimiento, personal y profesional.

Es importante recordar aquí que el miedo fue creado por Dios, para que los seres humanos tuviéramos un instinto de autoprotección. Si no existiera el miedo, lo más probable es que la mayoría de nosotros viviríamos unos pocos años en esta tierra, ya que nos arriesgaríamos constantemente en situaciones de peligro. Sin embargo, el miedo, cuando no se maneja bien, puede llevarnos a perder oportunidades.

Pero yo, como cristiano, ¿cómo debo enfrentar el miedo? La respuesta se encuentra en la palabra de Dios:

  • Busqué al Señor, y él me respondió; me libró de todos mis temores. (Salmos 34:4)
  • Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa. (Isaías 41:10)
  • Confío en Dios y alabo su palabra; confío en Dios y no siento miedo. ¿Qué puede hacerme un simple mortal? (Salmos 56:4)
  • Así que podemos decir con toda confianza: ‘El Señor es quien me ayuda; no temeré. ¿Qué puede hacerme el ser humano?’ (Hebreos 13:6)
  • Aun si voy por valles tenebrosos, no temo peligro alguno porque tú estás a mi lado; tu vara de pastor me reconforta. (Salmos 23:4)

Mientras leo cada uno de estos versículos (y podríamos traer más de ellos), solo puedo concluir que al caminar junto con Dios, puedo vivir mi vida libre de temor. No hay razón, problema o situación que justifique vivir con miedo, cuando sé que puedo contar con un Dios que es infinitamente más grande que todo.

Oración: Señor, en tus manos entrego todos mis temores, porque en ti confío y ando en tus caminos. ¡Amén!

Versículo base: El Señor es mi luz y mi *salvación; ¿a quién temeré? El Señor es el baluarte de mi vida; ¿quién podrá amedrentarme? (NVI) Salmos 27:1

Loading

Compartilhe:

Adicionar um Comentário

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *