“Sobre una noche increíble”

Dos imágenes, una de un grupo en una fiesta y otra de un grupo de oración.
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Una pareja querida se separó. Aunque hacía tiempo que no me hablaba con ellos, pude ver a través de las redes sociales que algo no andaba bien. Las redes sociales muchas veces ocultan la verdad, pero en otras, revelan demasiado en sus detalles. En el último año antes del divorcio, pude ver que las publicaciones de esta querida pareja se reducían a dos cosas: tragos y gimnasia. Cuando no publicaban fotos de cerveza, tragos o cocteles, las publicaciones eran de ejercícios en el gimnasio. Yo podía observar, mucho cuidado con la “carne“, ningún cuidado con el espíritu. Finalmente, vino el adulterio y el divorcio.

Y ahora, durante el Carnaval, uno de los personajes de mi historia publicó muchas fotos de “baladas” de Carnaval. Y una de ellas tenía en la descripción, la frase que da título a esta reflexión: “Sobre una noche increíble”.

No pude evitar pensar que, una noche increíble, es estar en la presencia de Dios. Una noche increíble es aquella en la que derramamos nuestro corazón ante el Padre, confesamos nuestro pecado y nuestra fragilidad, reconocemos que sin Él nada podemos hacer y necesitamos ser alcanzados por su gracia y misericordia. Eso sí es una noche increíble.

No importa cuál sea tu situación hoy, reflexiona sobre esto: ¿has estado alimentando tu carne o tu espíritu? Si pudiera ahora mismo revisar sus últimas 10 publicaciones en las redes sociales, ¿qué dicen ellas sobre su vida? ¿Ellas revelan tu cuidado con la carne o con en el espíritu?

En el antiguo testamento encontramos la historia de Ana, quien cambió la bebida y la diversión, por derramar su corazón ante Dios. Y el Señor se agradó de ella, cumpliendo su sueño y dándole un hijo. Ana sí, tuvo noches increíbles a los pies del Señor. Y no necesitabas música a todo volumen ni bebidas para pasar una noche increíble. El Señor bastaba.

Oración: Señor, quiero alimentar más mi espíritu y menos mi carne. Quiere pasar noches increíbles, no en balada con alcohol y sensualidad, sino frente a ti, rodilla doblada y corazón sincero. Amén.

Texto base: Pero Ana respondió: «No, señor mío, soy una mujer angustiada en espíritu. No he bebido vino ni licor, sino que he derramado mi alma delante del Señor. No tenga a su sierva por mujer indigna. Hasta ahora he estado orando a causa de mi gran congoja y aflicción». «Ve en paz», le respondió Elí, «y que el Dios de Israel te conceda la petición que le has hecho». «Halle su sierva gracia ante sus ojos», le dijo ella. Entonces la mujer se puso en camino, comió y ya no estaba triste su semblante. (NBA2005) 1ª Samuel 1:15-17

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