Señor, transforma mi corazón

Fue en la madrugada del 29 de noviembre de 2016 cuando se estrelló el avión con la delegación de Chapecoense, cerca del aeropuerto de Medellín, provocando la muerte de 71 personas, entre jugadores, dirigentes y periodistas. Si un accidente de avión por sí solo ya causa conmoción, descubrir las causas del accidente fue aún más difícil: el avión se quedó sin combustible. Pero, ¿cómo podría un avión no tener combustible? Lamia estaba atravesando dificultades económicas y, durante algún tiempo, había estado volando al límite de su combustible, evitando paradas adicionales para repostar. En resumen: el principal accionista de Lamia, que también era el piloto del fatídico vuelo, puso en riesgo la vida de sus pasajeros, para no perjudicar los resultados de su empresa.

Un corazón egoísta, una mente enfocada solo en sus propios problemas. Así parecía ser el piloto, dueño de Lamia, poniendo en riesgo la vida de sus pasajeros para intentar solucionar sus propios problemas económicos. Un hombre que ignoró completamente Filipenses 2: 3-4: “Nada hagáis por rivalidad o por vanidad; antes bien, con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo. No busquéis vuestro propio provecho, sino el de los demás.”.

He orado a Dios, pidiéndole un corazón sensible a las necesidades de los demás. Le he pedido sabiduría para saber cómo cuidar a los que me rodean. He visto lo imperfecto que soy, y cada vez está más claro que sin un corazón completamente transformado por Él, no podré considerar a los demás como más importantes que yo y cuidar de ellos.

Entonces mi oración es esta: Señor, transforma mi corazón.

Oración: Señor, transforma mi corazón. Quiero tener un corazón sensible con los que me rodean para poder cuidarlos. ¡Amén!

Versículo base: Nada hagáis por rivalidad o por vanidad; antes bien, con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo. No busquéis vuestro propio provecho, sino el de los demás. (NVI) Filipenses 2:3-4