¿Qué te vas a perder?
En Génesis, capítulo 3, se registra la caída del hombre. La serpiente convence a Eva de probar el fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal. Eva entonces decide comer y luego, le da el fruto a Adán y él también lo come.
Un simple ejercicio podría haber evitado la caída del hombre. Si Adán y Eva hubieran colocado en una balanza lo que podían perder y lo que podían ganar comiendo el fruto de ese árbol, tal vez habrían decidido no hacerlo.
Adán y Eva perdieron la eternidad, porque se hicieron mortales. También perdieron todo el jardín, ya que fueron expulsados de él. Perdieron la comunión con Dios, que cada tarde venía a pasear por el jardín. Perdieron la pureza de su corazón, porque conocieron el mal. Perdieron la libertad de andar desnudos, pues experimentaron un nuevo sentimiento, antes desconocido: la vergüenza. Adán y Eva perdieron muchas cosas a cambio de un solo fruto.
Tú y yo, sin embargo, podemos hacer este ejercicio cada vez que surja la tentación: ¿Qué vamos a perder con el pecado? ¿Es más lo que perdemos que lo que podemos ganar? Piense en todas las bendiciones que se perderán, la paz en el corazón, el gozo de la presencia del Señor en tu vida, quizás incluso la vida eterna. No hay dudas, mayor es la pérdida que las ganancias.
Oración: Señor, mayor es la pérdida que la ganancia de caer ante la tentación. Ayúdame Señor, a tomar la decisión correcta. Amén.
Versículo base: Entonces el Señor Dios dijo: “Ahora el hombre ha venido a ser como uno de Nosotros, conociendo ellos el bien y el mal. Cuidado ahora, no vaya a extender su mano y tome también del árbol de la vida, y coma y viva para siempre”. Y el Señor Dios lo echó del huerto del Edén, para que labrara la tierra de la cual fue tomado. Expulsó, pues, al hombre; y al oriente del huerto del Edén puso querubines, y una espada encendida que giraba en todas direcciones para guardar el camino del árbol de la vida. (NBA2005) Génesis 3:22-24