Ponte tu máscara primero

Si alguna vez en tu vida has viajado en avión, seguro que has escuchado las instrucciones que siempre se dan al inicio de cada vuelo. En este momento, se explica sobre el uso de los cinturones de seguridad, salidas de emergencia, ubicación de los asientos flotantes, etc.

Y una de las instrucciones más importantes habla del uso de la máscara de oxígeno, en caso de despresurización de la cabina. Las instrucciones son las siguientes: “En caso de despresurización, máscaras de oxígeno caerán automáticamente frente a usted. En este momento, tire de la máscara más cercana para liberar el oxígeno, aplíquela sobre la nariz y la boca, ajuste el elástico alrededor de la cabeza y respire normalmente. Los pasajeros que viajen con niños, deben ponerse la mascarilla primero y luego al niño.”

Creo que ante una emergencia aérea, la actitud natural de un padre o de una madre siempre será cuidar primero de sus hijos. Mi instinto como padre, ciertamente sería ponerles la máscara a mis hijos primero y luego pensar en ponérmela a mi mismo. Es más, podría parecer una actitud egoísta, ponerme primero la máscara y después pensar en ayudar a mis hijos.

Sin embargo, hay una razón clara y contundente para esta determinación, en todos los vuelos comerciales del mundo. Y la razón es muy sencilla: ¿cómo puedo ayudar a mis hijos si yo estoy en condiciones de hacerlo? Primero debo ponerme la máscara, para así, tener las condiciones físicas adecuadas para ayudar a mis hijos y a cualquiera que esté a mi alrededor.

Muchos padres se sacrifican y dan todo por sus hijos. Pero muchas veces, son padres que no se cuidan a sí mismos. No descansan, no comen bien, no hacen ejercicio físico, meditación, ni tienen un tiempo con Dios. Su única preocupación es dar lo mejor a sus hijos. Pero cuando no se cuidan, no logran darles lo mejor. Al contrario, lo que entregan va acompañado de estrés, gritos y tensión.

Es posible que esta irritación y tensión constante con tus hijos o tu familia, se deba a que no te estás cuidando. Ahora mismo, revisa tu agenda e identifica, cuánto de tu día está dedicado a ti mismo. ¿Hay espacio para el ejercicio físico? ¿Hay un lugar para tu pasatiempo favorito? ¿Hay tiempo para la oración y la meditación?

Jesús nos enseñó: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Y aquí también, nos enseñó que lo primero es amarse a uno mismo. ¿Cómo puedo amar a mi prójimo si no me amo a mí mismo primero? Nadie puede dar lo que no tiene.

Oración: Señor, quiero cuidarme a mí mismo, para poder cuidar a los demás. Ayúdame, Señor, a encontrar tiempo, modo y lugar para este cuidado. Amén.

Versículo base: – Maestro, ¿cuál es el mandamiento más importante en la ley de Moisés? Jesús contestó: —“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente”. Este es el primer mandamiento y el más importante. Hay un segundo mandamiento que es igualmente importante: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. (NTV) Mateo 22:36-39

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