¿Observar o ayudar?
Fue el 4 de septiembre de 2015. Un mendigo llamado Francisco Erasmo Rodrigues de Lima estaba cerca de la Plaza de la Sé, en el centro de São Paulo, cuando vio a una mujer tomada como rehén en las escaleras de la catedral. Este mendigo rápidamente tomó la decisión de subir estas escaleras por la parte de atrás y enzarzarse en una pelea física con el delincuente, quien le disparó. Los policías que ya habían rodeado al secuestrador también dispararon. El resultado de la acción fue la muerte del mendigo y del secuestrador, y la mujer salvada. Todo retransmitido en directo por televisión.
El hecho que más llamó la atención en la historia, sin duda, fue la disposición de ese mendigo a arriesgar su propia vida para salvar a una mujer desconocida. Finalmente, todos pudieron notar a este hombre sin hogar, tan a menudo ignorado, que vivía al margen de la sociedad. Mientras mucha gente, bien vestida y con la barriga llena, filmaba todo con sus celulares, ese hombre, que no tenía nada, se lanzó a salvar a la mujer.
Cuando alguien está en problemas, hay dos tipos de personas a su alrededor: los que simplemente observan y tal vez incluso disfrutan de la situación, y los que intentan ayudar de una forma u otra. Francisco Lima optó por ayudar.
El propósito de esta reflexión no es animar a nadie a lanzarse contra un secuestrador. Pero el mensaje es simple: no se quede en el grupo de los que solo observan. Extiende tu mano a los necesitados. Sea parte del equipo que ayuda, apoya y busca soluciones.
¿Quién está necesitado a tu alrededor? ¿Quién hoy necesita de ti, de apoyo o de una palabra de aliento?
Oración: Señor, quiero ayudar a los necesitados. No quiero ser parte de los que solo observan. Quiero estar en el equipo que ayuda y busca soluciones. ¡Amén!
Versículo base: Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no le vuelvas la espalda. (NVI) Mateo 5:42