No tiene nada que ver con el dinero

Amy Winehouse, Brittany Murphy, Elvis Presley, Heath Ledger, Jimi Hendrix, Philip Seymour Hoffman, Marilyn Monroe, Michael Jackson, Whitney Houston y la brasileña Elis Regina. Todos ricos y famosos. Y todos muertos por el uso abusivo de sustancias, como drogas, alcohol o medicamentos.

Esta reflexión, sin embargo, no es una apología a la pobreza. No fue por causa del dinero que cada uno de ellos buscó una salida por medio de sus adicciones, así como tampoco el dinero los impidió sentir que les faltaba algo. No tiene nada que ver con el dinero.

Es innegable que el dinero nos aporta muchos beneficios. Y no tengo ninguna duda de que es más fácil ser feliz con dinero y que es muy difícil ser feliz sin él. Sin embargo, podemos estudiar la historia de miles y miles de personas ricas y famosas, para concluir que el dinero no libera a nadie de la tristeza, la depresión y la soledad.

El hombre fue diseñado para estar en comunión con su creador. Así fue establecido desde el principio, allá en el Edén, cuando Dios visitaba diariamente el huerto para caminar por él (Génesis 3:8). Pero el pecado trajo separación y es por esta separación que sentimos tristeza, depresión y soledad. La ausencia de Dios nunca será cubierta con dinero. Nadie más que Dios puede llenar el vacío de tu alma, ni siquiera el dinero.

Por eso encontramos a Pablo diciendo: “Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia.” (Filipenses 1:21).

Vivir, para Pablo, no era otra cosa más que Cristo. Todos los personajes famosos enumerados en esta reflexión, ciertamente buscaron otras cosas, además de Cristo. Y Pablo se dio cuenta del beneficio de la muerte, porque sabía que a través de ella encontraría al Cristo a quien sirvió en vida.

No tiene nada que ver con el dinero. Ni la felicidad, ni la tristeza. Tiene todo que ver con Cristo, con su presencia o ausencia.

Oración: Señor, que yo nunca crea que mi felicidad o tristeza están relacionadas con el dinero. Y que siempre recuerde que todo se debe a tu presencia o ausencia en mi vida. Que pueda vivir para Cristo. Amén.

Versículo base: “Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia.” (NTLH) Filipenses 1:21