No hagan nada por egoísmo o vanidad

Estaba viendo una entrevista a una famosa actriz brasileña, que confesó haber ido a una boda sin ser invitada. Es más, la famosa actriz había llamado a la novia, pidiéndole permiso para ir a la boda y la novia le habría sido clara: “No, no vas a ir a mi boda“. Y la novia tenía una justa razón: “Éste es mi momento, y si vienes, todas las miradas estarán puestas en ti”.

La actriz, que se encontraba de visita en la ciudad, dijo que como no tenía nada que hacer y todos sus amigos estarían en la fiesta, decidió ir, sin importarle la determinación de la novia.

Este evento me recuerda el versículo de Filipenses, capítulo 2, versículo 3: “No hagan nada por egoísmo o vanidad. Más bien, hagan todo con humildad, considerando a los demás como mejores que ustedes mismos”.

La famosa actriz careció de humildad y solo fue egoísta y vanidosa. Pero antes de juzgar a la actriz, debo recordar que a veces también actúo con egoísmo o vanidad. Cuando no doy paso en el tráfico, estoy siendo egoísta, cuando en una conversación solo hablo de mí mismo, estoy siendo vanidoso. Cuando ignoro la necesidad de alguien, estoy siendo egoísta y cuando minimizo los logros de alguien, estoy siendo vanidoso.

Sin embargo, cuando soy humilde y considero a los demás superiores a mí, mis actitudes son exactamente las contrarias: cedo el paso en el transito, me intereso por el otro en una conversación, no ignoro las necesidades de mi prójimo y exalto los logros de los demás.

Recuerde: es en las actitudes simples de la vida cotidiana que mostramos el carácter de Cristo en nuestras vidas.

Oración: Señor, quiero reconocer que a veces soy egoísta o vanidoso y me falta humildad. Mi deseo es aprender la humildad de Cristo y vivirla. Amén.

Versículo Base: No hagan nada por egoísmo o vanidad. Más bien, hagan todo con humildad, considerando a los demás como mejores que ustedes mismos. (NBV) Filipenses 2:3