No guardes rencor

Tenemos una beagle llamada Luna. Y es interesante ver cuán diferente ella puede ser de nosotros, los humanos. Cuando vamos al parque, ella interactúa con todos los animales. A ella no le importa si los conoce o no, juega y corre con todos ellos, mientras que nosotros, los dueños, a veces tenemos dificultad incluso para decir “buenos días” o “buenas tardes”. Además, cuando salgo de casa y no la llevo conmigo, ella llora. Pero cuando regreso, no la encuentro molesta, enojada o triste en su cama. Al contrario, salta, ladra y mueve la cola en señal de alegría por mi regreso, sin guardar ningún rencor por no haberla llevado conmigo.

Realmente creo que Dios hizo a los animales para que pudiéramos aprender de ellos. Y nunca vi a un perro guardar rencor. El perro, solo puede expresar su alegría o tristeza del momento exacto que está viviendo, pero no guarda nada para después.

Ojalá tú y yo fuéramos así también. Que tuviéramos la capacidad de no guardar rencor. Mucho menos odio. “No alimentes odios secretos contra tu hermano” es una ordenanza que ya encontramos en el Antiguo Testamento, en el texto de hoy. “No seas vengativo con tu prójimo, ni le guardes rencor”, es la recomendación que sigue. Y ese es mi deseo. Todavía no estoy listo, todavía guardo rencor e incluso tengo pensamientos de venganza algunas veces. Pero en oración le pido a Dios que elimine todos y cada uno de los malos sentimientos de mi corazón. Y sigo observando y aprendiendo de Luna y de la creación de Dios.

Oración: Señor, decido no guardar rencor. Renuncio a cualquier sentimiento negativo que pueda tener contra otras personas. ¡Amén!

Versículo base: No alimentes odios secretos contra tu hermano, sino reprende con franqueza a tu prójimo para que no sufras las consecuencias de su pecado. No seas vengativo con tu prójimo, ni le guardes rencor. Ama a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor. (NVI) Levítico 19:17-18