Me despojaste del luto y me vestiste de alegría

Una ropa de luto y otra ropa de fiesta, con el Salmo 30:11.
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Cerca del final de la Gran Depresión estadounidense y durante mucho tiempo, incluso después de la Segunda Guerra Mundial, millones de mujeres y niños usaron bolsas de fábricas de alimentos para armar ropa, especialmente vestidos. Cuando se enteraron de esto, los grandes fabricantes comenzaron a imprimir sus bolsas con flores o dibujos, para que los vestidos quedaran más bonitos. También agregaron instrucciones a las bolsas para facilitar la confección de ropa o para dar ideas de modelos. Se estima que 3,5 millones de mujeres y niños se vistieron con vestidos hechos con bolsas de comida.

Nuestro Dios se complace en vestirnos bien. Desde el Edén, cuando Él mismo hizo pieles para Adán y Eva (Génesis 3:21), hasta los lirios del campo a quien vistió con gran belleza (Mateo 6:28-30), nuestro Dios se complace en vestirnos bien.

En el texto de hoy, el salmista habla de otras vestiduras que nuestro Dios quiere cambiar en nuestra vida: Él transforma mis vestiduras de lamentación en vestiduras de alegría. Por eso, cuando me siento triste, voy a los pies de mi creador, porque tiene una nueva ropa para mí. Me vestirá con ropas de alegría, y le daré gracias por siempre.

Oración: Señor, tú eres el Dios que transforma mi ropa de tristeza en ropa de alegría, y por eso te doy gracias todos los días. Amén.

Versículo base: Has cambiado mi lamento en baile; me despojaste del luto y me vestiste de alegría. Por tanto, a ti cantaré, gloria mía, y no estaré callado. Señor, Dios mío, ¡te alabaré para siempre! (RV2020) Salmos 31:11-12

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