Más te vale perder una sola parte de tu cuerpo, y no que todo él sea arrojado al infierno
Durante siglos, Francia utilizó la guillotina para ejecutar a sus presos con pena de muerte. Los registros históricos dicen que Hamida Djandoubi fue el último hombre en ser asesinado por la guillotina, el 10 de septiembre de 1977, al interior de la prisión donde estaba. Hamida Djandoubi fue declarado culpable de la tortura y el asesinato de su ex novia Elisabeth Bousquet, de 21 años. Djandoubi fue ejecutado dentro de la prisión, porque desde 1939 Francia ya había prohibido las ejecuciones públicas, siendo Eugen Weidmann, el último hombre decapitado públicamente en el país, el 17 de junio de 1939. La pena de muerte fue abolida en el país el 30 de septiembre de 1981.
Hay algo más triste que ser decapitado: perder la vida eterna. Curiosamente, perder la cabeza en la guillotina no fue el problema más grande para Eugen Weidmann o Hamida Djandoubi. Infinitamente peor es pasar una eternidad sin Cristo.
Eso es lo que Jesús quiso decir en Mateo 5: 29-30. “Más te vale perder una sola parte de tu cuerpo, y no que todo él sea arrojado al infierno”. La gran verdad es que ninguna pérdida terrenal se compara con perder la eternidad. Simplemente porque vamos a estar tal vez 80, 90 o 100 años en esta tierra. Pero la eternidad no tiene fin. Intenta visualizar lo que son 90 años en la eternidad: es menos que un grano de arena en toda la costa de nuestro continente. Perder la eternidad es simplemente perder TODO.
Que tú y yo podamos de una vez por todas entender que nada es más importante que la salvación. Nada que puedas perder o ganar en la tierra tiene más valor que la vida eterna en Cristo Jesús.
Oración: Señor, es mejor perder la cabeza, los ojos o las manos que perder la vida eterna. Nada vale más que mi salvación. ¡Amén!
Versículo base: Por tanto, si tu ojo derecho te hace pecar, sácatelo y tíralo. Más te vale perder una sola parte de tu cuerpo, y no que todo él sea arrojado al infierno. Y si tu mano derecha te hace pecar, córtatela y arrójala. Más te vale perder una sola parte de tu cuerpo, y no que todo él vaya al infierno. (NVI) Mateus 5:29-30