Lo insensato de este mundo

Madre y hija jugando en el sofa de cabeza para bajo. 1 Corintios 1: 27

Cuanto más uno estudia la palabra de Dios, más se da cuenta de lo equivocado que está nuestro mundo. A la luz de la Biblia, es evidente y clara la rueda de futilidad que nuestro mundo se encuentra.

Y en medio de tantas futilidades tan contrarias a la palabra de Dios, destacaré solo tres: orgullo, codicia e ignorancia.

Orgullo – la palabra de Dios dice que el reino de los cielos pertenece a los humildes (Mateo 5: 3). Acá hay que tener en cuenta que la humildad del texto no trata de pobreza, sino de la capacidad de verse como realmente es. Y tu e yo no somos más que mortales, sujetos a lo que nuestro creador haya determinado. Y la humildad es totalmente contraria a lo que nuestro mundo conoce.

Codicia – la Biblia dice que el que ama el dinero nunca estará satisfecho con él (Eclesiastés 5: 10). Y cuán cierto es eso. Porque no importa cuánto sea nuestro salario, siempre queremos ganar un poco más. Y para eso trabajamos más, estudiamos más, nos estresamos más. Y a menudo, sacrificamos tiempo de calidad con nuestros hijos por el trabajo.

Ignorancia – ignoramos muchas cosas, pero la principal es Dios. Podemos pasar días, semanas o meses sin leer la Biblia, sin orar, sin buscar más de Dios. Vivimos en este mundo e ignoramos su creador. Estamos demasiado ocupados para Dios. Y esta es probablemente la mayor de todas las futilidades.

Te desafío a que te examines y veas si estás atrapado en alguna de estas futilidades. Y a hoy buscar las cosas insensatas de Dios para ser libre.

Oración: Señor, no quiero ser orgulloso, codicioso o ignorante. Quiero ser humilde de espíritu, desapegado de los bienes materiales y un profundo conocedor de Ti y de tu palabra. Amén

Versículo base: “Pero Dios escogió lo insensato del mundo para avergonzar a los sabios, y escogió lo débil del mundo para avergonzar a los poderosos. También escogió Dios lo más bajo y despreciado, y lo que no es nada, para anular lo que es, a fin de que en su presencia nadie pueda jactarse. Pero gracias a él ustedes están unidos a Cristo Jesús, a quien Dios ha hecho nuestra sabiduría, es decir, nuestra justificación, santificación y redención” (NVI) 1 Coríntios 1: 27-30

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