Las armas con que luchamos no son del mundo

Escribo mucho sobre la Segunda Guerra Mundial, porque es rica en historias pintorescas, que ilustran y enseñan mucho. Hoy les traigo otra de estas historias, que transcurrió entre 1943 y 1944. El ejército aliado utilizó globos en forma de tanques de guerra, barcos y pistas de aterrizaje. Estos globos, vistos desde lejos, ya sea por tierra o aire, parecían muy reales. El propósito era crear ejércitos falsos para dispersar las fuerzas alemanas en las fronteras, en un momento en que los nazis ya dominaban gran parte de Europa, desde Francia hasta Alemania. Además, se utilizaron mensajes falsos de espías y transmisiones de radio, con la intención de que fueran interceptados por los alemanes, causando aún más confusión.

El mensaje que quiero transmitir con esta historia es simple: si Dios está contigo, puedes ganar una guerra con globos inflables. No hay limitaciones, no hay falta de recursos, no hay problema tan grande que no pueda ser resuelto por el poder infinito y la creatividad de nuestro Dios.

Pablo en su carta a los corintios escribió que “aunque vivimos en el mundo, no libramos batallas como lo hace el mundo. Las armas con que luchamos no son del mundo“. Cuando puedo entender esta verdad eterna, puedo estar seguro de que no importa cuán fuerte sea el enemigo, no importa cuán frágil pueda ser yo, Dios me dará las armas que necesito para luchar. Y voy a ir a la guerra con globos inflables.

Oración: Señor, sé que las armas con las que debo luchar no son humanas. Quiero ir a la guerra, sabiendo que me darás la victoria, sin importar las circunstancias. ¡Amén!

Versículo base: Pues aunque vivimos en el mundo, no libramos batallas como lo hace el mundo. Las armas con que luchamos no son del mundo, sino que tienen el poder divino para derribar fortalezas. Destruimos argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevamos cautivo todo pensamiento para que se someta a Cristo. (NVI) 2 Coríntios 10:3-5