La muerte de la princesa
Sucedió al amanecer del 31 de agosto. Era el año de 1997 y la princesa Diana, ya divorciada del príncipe Carlos, estaba intentando reconstruir su vida en una nueva relación. Conocida como Lady Di, Diana estaba en el automóvil de su novio, el empresario Dodi Al-Fayed, tratando de escapar de un paparazzi cuando un accidente le costó la vida.
Según el libro “The Day Diana Died“, escrito por Christopher Andersen, Lady Di sería pedida en matrimonio esa misma noche, por Dodi Al-Fayed, en el hotel para donde se dirigían. “El anillo estaba en la mesita de noche en el dormitorio. Dodi había preparado todo para asegurarse de que había varias botellas de Dom Pérignon en hielo para el gran momento”, describió el autor en su libro.
Ese anillo se quedó en la mesita de noche. Cuántos planes se quedan cuando llega la muerte. Cuando llega la muerte, esa importante reunión se cancela, ese viaje ya no sucede y esa deuda que era tan preocupante ya no es más un problema.
Es curioso ver cómo vivimos. No tenemos tiempo para almorzar con amigos, para una llamada telefónica o para salir de paseo con la familia. Pero para ir a un funeral, cancelamos todas las citas. Y es así, porque el funeral no puede posponerse. No se puede pedir que el funeral sea marcado para el otro més. Cuando llega, no hay opción.
Esta reflexión de hoy es para que podamos valorar la vida y el tiempo. Haz el mejor uso de ella. Para que los “anillos” no estén en las “mesitas de noche“. Haga ese viaje, salga de paseo con la familia. Llama a tus amigos. Ve al sábado de fútbol. No trabajes tan duro, porque cuando mueras, tu empleo será cubierto rápidamente. No podemos controlar la muerte, pero podemos hacer el mejor uso de la vida. Mientras tenemos tiempo.
Oración: Señor, quiero vivir mi vida dando valor a cada minuto. Quiero valorar a mis amigos y mi familia y darles tiempo en esta tierra, mientras todavía lo tenemos. ¡Amén!
Versículo base: ¡Recuerda cuán efímera es mi vida! Al fin y al cabo, ¿para qué creaste a los mortales? ¿Quién hay que viva y no muera jamás, o que pueda escapar del poder del sepulcro? (NVI) Salmos 89:47-48