La llamada
Si pudieras hacer una sola llamada a ti mismo cuando eras niño, ¿qué dirías? Esta pregunta es realmente interesante. Seguramente, a cada uno de nosotros nos gustaría tener esta oportunidad, hablar con nosotros mismos, cuando teníamos 8 o 10 años.
No se lo que pensaste. De mi parte, ciertamente pensaría en alertarme de las decisiones equivocadas que he tomado en mi vida. O tal vez, diría que no se preocupara tanto cuando fuera un adulto. Y que estuviera tranquilo que todo saldrá bien. Hablaría de personas en las que confiar y en quienes no. Me hablaría sobre los días buenos y malos. Y que ambos terminan.
Sin embargo, me quedo pensando que tal vez no sirva de nada. Porque a los 8 o 10 años, tal vez no estaba preparado para entender ninguno de estos consejos. Por más información que uno pueda tener, nada se compara con vivir y experimentar. “Entre los ancianos se halla la sabiduría; en los muchos años, el entendimiento”, Job 12:12. Las experiencias enseñan más que las palabras. El dolor ciertamente enseña más que un consejo.
Y cómo retroceder en el tiempo no es posible, ¿por qué no darte un buen consejo ahora, a la edad que tienes? ¿Qué consejo tienes para ti hoy? ¿Por qué no tomar 5 o 10 minutos para pensar en su vida, desde los 8 años hasta la edad que tienes hoy? ¿Que aprendiste? ¿Qué puedes hacer para ser alguien mejor? ¿Estás aplicando todo lo que has aprendido a lo largo de los años a tu vida?
Oración: Señor, quiero aprender de los errores y aciertos de mi vida. Y úsalos para mejorar y ser alguien mejor, todos los días. ¡Amén!
Versículo base: Escuche esto el sabio, y aumente su saber; reciba dirección el entendido, para discernir el proverbio y la parábola, los dichos de los sabios y sus enigmas. El temor del Señor es el principio del conocimiento; los necios desprecian la sabiduría y la disciplina.
8Hijo mío, escucha las correcciones de tu padre y no abandones las enseñanzas de tu madre. Adornarán tu cabeza como una diadema; adornarán tu cuello como un collar. (NVI) Provérbios 1: 5-9