Incomparable
Un niño, de poco más de 4 años, le preguntó un día a su padre.
– Papá, ¿qué significa incomparable?
– Incomparable es lo que no tiene comparación, hijo. Es algo que no hay otro igual o que ni siquiera se parezca. Es algo totalmente único.
El niño quedo pensando un rato y luego concluyó:
– Papá, cuando sea mayor ya no quiero ser bombero. Quiero ser incomparable.
Nos gusta todo lo “exclusivo”. Nos gusta lo diferente, lo que no tiene comparación o lo que no podemos encontrar igual. Y qué bueno es tener un Dios incomparable.
No hay nada que podamos comparar con nuestro Dios. Yo puedo quizás imaginar su grandeza y compararla con algo que sea realmente grande, pero no hay nada que pueda llegar a la milésima parte de la grandeza de nuestro Dios.
Todavía puedo imaginar cuán grande es su poder y buscar comparaciones que puedan ilustrar un poder infinito como el de nuestro Dios. Pero mi comparación ciertamente será inexacta. Porque es Dios incomparable.
Sin embargo, así como Dios es incomparable, tú también lo eres. Porque Dios nos hizo a su imagen y semejanza. Por lo tanto, también nos hizo “exclusivos”. No hay y jamás habrá otro ser humano como tú. Eres creación de Dios, incomparable como Él es. Y esto también es algo extraordinario, por lo que debemos alabar y magnificar el nombre de nuestro Señor.
Por eso, el niño de nuestra historia al comienzo de esta reflexión puede estar tranquilo, porque él ya es incomparable. E incluso puede ser un bombero incomparable.
Oración: Señor, eres un Dios incomparable. Y me hiciste a tu imagen y semejanza, por eso yo también soy incomparable, no hay nadie como yo. Me creaste único y exclusivo, porque por tu poder infinito, podías hacerlo de esa manera. ¡Amén!
Versículo base: No hay nadie como tú, Señor! ¡Grande eres tú, y grande y poderoso es tu nombre! ¿Quién no te temerá, Rey de las naciones? ¡Es lo que te corresponde! Entre todos los sabios de las naciones, y entre todos los reinos, no hay nadie como tú. (NVI) Jeremias 10:6-7